Trampas mentales


 

¿Sos de los que siempre encuentra una excusa para no ahorrar? ¿Preferís asegurarte una ganancia baja, aun teniendo la posibilidad de obtener muchos más beneficios? ¿Sos de los que salen del supermercado llevándose un montón de supuestas ofertas de productos que no pensabas comprar? Tranquilo. No pienses que sos un derrochador, un desastre con tus finanzas o un consumidor nato. Este comportamiento nos afecta a todos y tiene explicación, además de solución

 

Seguro que a lo largo de tu vida has recibido más de un consejo sobre finanzas: “Ahorrá, no gastes más de lo que tenes, pensá a largo plazo…”. Sin embargo, en muy pocas ocasiones nos hablan de la verdadera dificultad a la hora de tomar decisiones financieras: las emociones.

Lo creas o no, ¡es muy difícil mantener la cabeza fría cuando se trata de nuestro propio dinero! Las finanzas conductuales, el estudio de cómo los sesgos o trampas de la mente nos influyen a la hora de tomar decisiones sobre nuestra economía, tienen cada vez más relevancia.

 

A estas trampas que influyen en nuestras decisiones se las conoce como sesgos cognitivos, un concepto acuñado por el premio Nobel de Economía en 2017 Richard Thaler, referido a un efecto psicológico que provoca una mala interpretación de la información que nos hace distorsionar la realidad. De algún modo u otro, esto nos ocurre a todos cuando nos enfrentamos a decisiones que afectan a nuestro bolsillo.

 

Lo cierto es que, más allá de las excusas, muchas veces es nuestro cerebro quien nos vuelve incapaces de ahorrar porque simplemente lo ve como una pérdida, un gasto que reduce la capacidad de consumir algo que se puede disfrutar hoy. Y como “ahorrar”, “invertir”, “largo plazo”, son términos que se ven como algo lejano, terminan siendo empujados por el sesgo del presente o de la procrastinación, posponiendo así el hábito del ahorro en el tiempo.

 

Dado que este sesgo suele infravalorar los objetivos a largo plazo, le quita a uno la fuerza de voluntad suficiente para convertir el ahorro en algo periódico, sistemático. Dicho de otro modo, nuestro cerebro nos alienta a gastar en el presente y no pensar a futuro.

 

Otro aspecto que no ayuda a las decisiones financieras es el hecho de tener que enfrentarse a tareas complejas que requieran gran parte de su atención, como por ejemplo decidir entre muchos instrumentos de inversión que nos ofrece el mercado. Esta enorme oferta es lo que el psicólogo estadounidense Barry Schwartz llama la paradoja de la abundancia, donde más es menos. Esta teoría viene a decir que, si reducimos las opciones, a los consumidores se les facilita la elección.

Para quienes no saben de finanzas, escuchar hablar sobre acciones, bonos, cedears, fondos comunes de inversión, plazo fijo tradicional, plazo fijo UVA, entre otras alternativas, es un mundo amplio que confunde más de lo que aclara. Una buena salida a ese problema puede ser la consulta a un asesor financiero que sea capaz de resumirle las alternativas a aquellas que sean mas acordes con su perfil y objetivos.

 

 

Todos conocemos alguien a quien le va bien con sus inversiones financieras a largo plazo y lo observamos con admiración. Pero si somos un perfil conservador, y eso de invertir nuestro ahorro en el mercado de capitales se siente arriesgado, aparece ahí la aversión a la pérdida no permitiendo que nos parezcamos en nada a ese conocido.

La aversión a la pérdida provoca que uno opte por dejar los fondos ociosos, o cuanto mucho invertir en depósitos a interés que, aunque no den prácticamente nada, le hacen sentir seguro frente a la posibilidad de obtener ganancias futuras en otros productos de inversión.

 

 

“Es dos veces mayor la desgracia de perder algo que la alegría de ganar eso mismo”, según el Nobel de Economía Richard Thaler.”

 

 

“La aversión a la pérdida opera como una especie de nudge cognitivo (estímulo) que nos impulsa a no hacer cambios, incluso cuando estos nos benefician mucho”, apunta Thaler en Un pequeño empujón. “Los humanos actúan movidos por el impacto emocional inmediato de las ganancias y las pérdidas, sin pensar en perspectivas a largo plazo de riqueza y utilidad global”, añade otro premio Nobel de Economía (2002), el psicólogo Daniel Kahneman, en su obra Pensar rápido, pensar despacio.

 

 

De este modo, el sesgo del presente y la aversión a la pérdida te hace quedarte como estás, a mantener el statu quo y, así, nunca comenzar a ahorrar pensando en tu futuro.

Dejame decirte algo más, el futuro siempre llega. Y cuando llegue, será el resultado de las decisiones que hayas tomado tiempo atrás, ahí cuando los sesgos no te permitían decidir libremente y con la información analizada de manera objetiva.

 

¿Entendes ahora por qué no podés ahorrar? Ahora que lo sabes, la clave pasa por contar con un asesor distinto a “tu cerebro”, alguien que no esté influenciado por esas trampas mentales que no te dejan avanzar y te mantienen siempre en la situación cómoda inicial.

 

 

LA TEORÍA DEL PEQUEÑO EMPUJÓN

 

Para neutralizar esas trampas o sesgos, se necesitan mensajes positivos que el padre de la Economía Conductual, y también premio Nobel en 2017, Richard. H. Thaler llamó teoría del pequeño empujón. Thaler dice que las personas necesitamos un estímulo para tomar decisiones que mejoren nuestras vidas, “un pequeño empujón”.

El acompañamiento de asesores financieros profesionales sirve de guía para invertir el ahorro con objetividad, lejos de las trampas mentales de tu propia mente y la pasividad que ello trae como resultado. La manera de neutralizar los sesgos es escuchando la opinión de un profesional que te ayude a procesar mejor la información existente y tomar así mejores decisiones.

Como ves, ¡no sos diferente a los demás! Pero si careces de educación financiera, en cuestiones de dinero errarás una y otra vez. Y si no erras, cuanto mucho te quedarás estancado, sin nunca tomar la decisión de avanzar a ver qué sucedería.

Un pequeño empujón a tiempo a veces no viene mal para ayudar a tomar decisiones financieras para el futuro.

Como dijo Warren Buffett, el mejor inversor de todos los tiempos: “El mejor momento para invertir es hace varios años. El segundo mejor momento es ahora. Cuanto antes entres, mejor. No esperes para invertir. Invertí y espera”.

👉¡Gracias por haber llegado hasta acá! Ahora que ya conoces todos los efectos y las reacciones neurológicas que interfieren a la hora de mantener una buena salud financiera, ¡es el momento de aplicar lo aprendido! Si queres tener verdadero control en tus ahorros y tomar decisiones financieras alejadas de los sesgos y los comportamientos emocionales que influyen en contra de tus intereses… ¡es el momento de contar con un asesor financiero! ¿Necesitas ese empujón del que habla Thaler? ¡Escribinos!