SER INVERSOR
El
propósito de este artículo es lograr que nuestros lectores incorporen el
saludable hábito financiero de destinar sistemáticamente parte del flujo de su
ingreso a incrementar el capital destinado a invertir, y de esa manera generar
nuevo flujo.
Este
hábito requiere de trabajar mucho lo racional y dejar las emociones para otras
actividades. Se suele decir que una buena gestión de las finanzas requiere no
solo tener buena cabeza, sino también un buen estómago, porque es ahí donde se
sienten las emociones negativas que se viven cuando nuestras inversiones bajan
bruscamente en el corto plazo.
Aquella
persona que no se molesta en los vaivenes de la economía y los mercados, que
invierte con una regularidad periódica, está en mejor situación que la persona
que estudia sus inversiones y trata de detectar y anticipar lo que el mercado
hará, comprando solamente acciones cuando se siente confiado y vender cuando
sus expectativas negativas lo agobien.
Existen
autores de libros clásicos de finanzas que describen al mercado como un señor
bipolar, que a menudo suele golpearle la puerta de su casa para ordenarle
desesperadamente comprar determinado activo, y a los pocos días estará
nuevamente golpeando su puerta desconsolado pidiendo entre llantos que venda porque
se acaba el mundo. Tener la frialdad, la cabeza y el estómago para no caer en
los dichos de este señor mercado, sumado al hábito de generar flujo mes a mes y
destinarlo a inversiones, nos permitirá formar capital con compras a veces mas
caras, otras veces mas baratas, pero sabiendo que en promedio generarán un
beneficio superior a las otras inversiones tradicionales que conocemos.
Claro
que no es tarea fácil trabajar la mente y las emociones cuando nuestro dinero
esta en juego. Si bien cada tanto una nueva crisis afecta a la economía y los
mercados, siempre parece que la crisis que está por venir va a ser la peor. ¿Y
si esa crisis nos agarra con dinero invertido en el mercado?
Las
malas noticias invaden los medios, los gurús de las finanzas anticipan bruscas
caídas en las bolsas mundiales, y todo parece terminar en el apocalipsis. Y
usted ahí con fondos en la bolsa. ¡Cuánto pánico!
La
mejor forma de no tener miedo a las acciones es comprarlas con un calendario
periódico, mes tras mes.
Inconscientemente
quien compra por emociones y no de manera sistemática, acabará comprando luego
de que el mercado haya registrado fuertes subas, y su estómago esté relajado, y
terminará vendiendo cuando las malas noticias invadan los medios. Eso es lo que
hay que evitar para tener una conducta financiera saludable.
Hay
que tener algo muy en claro, la historia y las estadísticas cuentan que el
mercado norteamericano ha ofrecido a los titulares de acciones un retorno
promedio del 12% anual en dólares, mientras que los bonos y demás tipos de
depósitos a interés lo han hecho a menos de la mitad. A pesar de atentados,
crisis financieras y pandemias, el mercado del norte mostró saber recuperarse
aun cuando cada crisis parecía siempre ser peor que la anterior.
Ligar
nuestro accionar a estos datos, será mucho mas rentable en el largo plazo que
actuar en base a las opiniones de los gurús de las redes sociales pronosticando
la crisis que vendrá. Sin duda habrá una nueva crisis, y la seguirá otra más y
así sucederá todo el tiempo. No estamos capacitados para predecir cuándo
vendrán ni su magnitud, pero ¿de qué sirve intentar anticiparnos y actuar en
consecuencia en este sentido? De haberlo hecho, hubiese perdido las subas
promedios que año tras año los índices del mercado americano vienen haciendo a
pesar de todas las crisis ya vistas.
Una
caída de las acciones no es un hecho sorprendente, es un suceso recurrente, tan
normal como que haga calor en verano y frio en el invierno.
Un
selector de acciones de éxito tiene la misma relación con el mercado que con el
frio en invierno. Sabe que cuando esa estación llegue, las temperaturas
inevitablemente bajarán. No lo va a sorprender, sabe lo que se viene y estará
preparado para superarlo. Del mismo modo, cuando las acciones de sus empresas
favoritas caen junto a todo el mercado en baja, aprovechará dicha oportunidad
para comprar más. Si lo hace con la periodicidad que recomendamos, acabará
comprando en épocas de crisis y en épocas de euforia, pero no le importará, como
cuando viene el invierno y saca sus sweaters del placard y como cuando llega el
verano y prepara sus trajes de baño.
Cuando
hablamos de las acciones favoritas de un buen selector de acciones, nos
referimos a empresas con fundamentos, buenos márgenes, que hacen cosas que la
gente demanda y seguirá demandando en el futuro. A la larga las operaciones
de una compañía y sus acciones en bolsa están correlacionadas. A largo plazo,
las cosas valen lo que tienen que valer. Si la empresa gana dinero
sostenidamente, sus acciones acompañaran ese crecimiento.
Esta
correlación que a largo plazo se da en un ciento por ciento, a corto plazo
puede encontrar ciertas divergencias producto de crisis como vimos, pero si
tenemos claro el plazo al cual vamos a ir con nuestra inversión, y somos metódicos,
lo que pase a corto plazo poco deberá importarnos. Y no solo eso, esas caídas
de corto plazo terminarán siendo oportunidades.
Todo
el mundo tiene la capacidad intelectual para ganar dinero en la bolsa, lo que
no todos tienen es el estomago que hace falta tener, para no venderlo todo en
mitad del pánico. Y ese estómago se trabaja con dieta, la dieta de comprar con
regularidad independientemente de lo que el Sr Mercado le diga al llamar a su
puerta.
Siempre
va a haber cosas por qué preocuparse, no vendan las acciones porque el mundo se
venga abajo, venda solamente si los fundamentos de la compañía elegida ya no
son atractivos y generadores de expectativas.
Lo
que distingue a un profesional de un aficionado son dos cosas: la primera, el
conocimiento de que los mercados bajistas tienen severas consecuencias y forman
parte inevitable de la vida inversora, y que no hay forma de eludir sus
efectos. La segunda, cuando sobreviene una crisis, el profesional siempre
aguanta hasta el final, mientras que el aficionado abandona el plan de acción,
o peor aún, carece de plan alguno.
Idealmente,
cuando los precios caen en picada, el profesional buscará aumentar el
porcentaje de su asignación de acciones. No de cualquier empresa por supuesto, una
adecuada gestión de cartera que le permita minimizar el riesgo y atravesar
mejor los períodos de crisis, buscará diversificar en compañías solidas con un
buen negocio.
Si
uno analiza los fundamentos de 10 compañías, podría encontrar 1 con fundamentos
e historial mejor de lo esperado, y que terminará siendo uno de esos casos en
los que a la larga valen lo que tienen que valer.
Si
en lugar de 10 se analizan 50 empresas, en vez de encontrar 1 superempresa
acabará encontrando por ejemplo 5.
Si
por el contrario, no analiza ninguna compañía antes de comprar, estará
invirtiendo de la misma manera que juega al póker y esperemos que el azar este
de su lado cuando levante las cartas.
En
Momentum cuando confeccionamos el radar de cada mes, analizamos cada empresa tanto
desde el punto de vista del análisis fundamental (tomando los datos de los
últimos 10 años), como también del análisis técnico (para ver la psicología del
mercado y la batalla actual entre compradores y vendedores).
Unas consideraciones finales
sobre el tema
Quienes
arman carteras ganadoras a veces son buenos inversores, pero siempre son
prodigiosos ahorradores.
Apartar de su ingreso, mes a mes, una suma de dinero para destinarla a invertir
es la manera mas segura de hacer crecer sus finanzas.
Antes
de decidir qué va a comprar haga el ejercicio inverso, piense primero cuándo
va a vender. Los instrumentos del mercado de capitales suelen ser la mejor
opción para obtener retornos consistentes a largo plazo. Si en cambio, sabe que
va a necesitar su dinero en el corto plazo y por lo tanto va a tener que
vender, quizás las acciones no sean el instrumento más aconsejable. Warren
Buffett, el inversor mas reconocido a nivel mundial, respondería que no
encontraría motivo alguno para desprenderse de activos de su cartera, salvo por
una urgencia u objetivo muy importante. Invertir es una forma de vida. No se
nos enseña a llevar una vida inversora, hasta le puede parecer raro leerlo,
pero anímese a probar, de a poco y con un pequeño capital.
La
vida del inversor a largo plazo, a diferencia de lo que se puede creer, es un
tanto aburrida. Si es un buen inversor créanos que así debe ser, porque será
una rutina que adoptará por mucho tiempo, mes tras mes, año tras año, comprando
activos para incrementar su cartera. Y activos igual de aburridos que no darán
grandes saltos a corto plazo, pero tampoco bruscas caídas.
Si
quiere hacerse rico en el corto plazo pruebe suerte con los juegos de azar. Para
ganar dinero con las inversiones se requiere de paciencia, constancia y nervios
Y ESTOMAGO de acero.
Durante todo el artículo hicimos referencia al mercado estadounidense, y esto es así porque dicho mercado tiene la característica de tener una tendencia creciente a lo largo de los años, con un rendimiento promedio del 12% anual en dólares como dijimos. Desde Argentina, cualquier inversor puede sumar periódicamente como propusimos, incorporando a su cartera las mejores compañías a nivel mundial via Cedears, en pesos y con montos muy bajos. También puede sumar a Fondos Comunes de Inversión como vimos en artículos anteriores y formar una cartera diversificada.
A entrenar su estómago y perder el miedo, para eso
cuenta con nosotros.