PILOTO AUTOMÁTICO
El Inversor Inteligente, de Benjamín Graham, “el mejor libro sobre inversión jamás escrito” tal como se destaca en el prefacio de este, escrito por Warren Buffet, nos presenta un par de cuestiones que debemos incorporar a la hora de definir nuestra estrategia como inversores, para el armado y seguimiento de nuestra cartera.
Si quiere llegar a operar como un profesional, y dar un paso más en este camino de ahorrista a inversor, no puede dejar de leer este artículo.
Veremos un repaso de lo que nos aporta Graham para nuestro objetivo de largo plazo.
No mentirnos
El primer paso, y fundamental, es definirnos como inversores. No mentirnos a nosotros mismos. ¿Soy un inversor que busca obtener grandes beneficios en un corto plazo? O, ¿soy un inversor que busca incrementar el capital en el tiempo, entendiendo los riesgos que se corren, pero con una estrategia clara de crecimiento a largo plazo? A los primeros Graham llama “Especuladores” y a los segundos “Inversores”
Es primordial definir qué tipo de inversor somos ya que de eso se va a desprender la estrategia a adoptar.
¿Y por qué decimos de no mentirnos? Básicamente porque suele suceder que muchos inversores “dicen” que buscan obtener un rendimiento sostenido en el tiempo, con los riesgos controlados, y en realidad en la práctica actúan como especuladores. Mueven su cartera motivados por lo emocional y no por lo racional, realizan muchas compras y ventas todo el tiempo y sienten esa necesidad de hacerse ricos rápidamente. Cuando compran un activo y este comienza a moverse en la dirección contraria a la deseada, venden motivados por el miedo. Al poco tiempo, cuando el mismo activo retoma al alza, lo vuelven a comprar...caro. Sin una adecuada preparación, lo único que lograrán rápidamente es vaciar su cuenta.
Ataco o Defiendo
Otro aspecto que menciona Graham es que en la bolsa la rentabilidad no está como muchos creen, en función directa al riesgo asumido, “corro más riesgo en búsqueda de obtener una mayor rentabilidad”. Según el autor la rentabilidad va a estar en función del tiempo que se le pueda dedicar a la cartera. Es por esto que menciona dos tipos de inversores, a saber:
- El inversor Defensivo, y
- El inversor Agresivo.
El inversor defensivo es aquel que no dispone de tiempo para realizar un seguimiento cercano de la cartera. Para este caso, aconseja poner toda su energía y tiempo en el armado de la misma. La clave está en el momento cero. Debe ser una cartera tal, que permita manejarse sola. Una cartera con piloto automático que nos cuide a nosotros, más que nosotros a ella.
Para un correcto armado de una cartera defensiva, es fundamental un concepto que nos va a escuchar repetir hasta el cansancio: DIVERSIFICACIÓN.
El inversor agresivo en cambio es aquel que dispone de más tiempo para el seguimiento de su cartera, y si bien es muy importante el tiempo y energías dedicadas al armado, el hecho de disponer de tiempo restante le permitirá tomar una actitud más activa sobre su portafolio, pudiendo intervenir un poco más. El inversor agresivo probablemente moverá más su cartera, podrá asumir algún riesgo mayor en la selección de sus activos dado que va a estar siguiendo de cerca su evolución, para cortar las perdidas tan pronto como sean identificadas, y dejar correr las ganancias lo más que se pueda.
Debemos tener en claro qué tipo de inversor somos, para saber qué tipo de activos incorporar a la cartera. Un inversor defensivo se inclinará por una cartera muy diversificada en cuanto a sectores y países, siempre con compañías que cuenten con ventajas competitivas duraderas (las llamadas blue chips), que le permitan dormir tranquilo sabiendo que no necesita revisar a diario su cuenta de inversión. Seguramente repasará el historial del activo, su tendencia de largo plazo, sus fundamentos, su volatilidad, todo ello antes de tomar la decisión de sumarlo a su cartera.
Si nuestro tipo se acerca mas al inversor agresivo, podemos optar por una diversificación mas acotada, con un menor número de compañías, las que ya no necesariamente deban ser grandes. Empresas de poco capital, en crecimiento, pueden dar grandes beneficios si se las adquiere a un precio razonable y se las sigue de cerca.
A veces resulta útil mencionar algunos ejemplos para reforzar una idea. Vamos con algunas compañías que cuentan con Cedears para poder ser operados desde Argentina y en pesos.
Si usted está dentro de lo que definimos como inversor defensivo, las empresas que más se acercan a su perfil podrían ser: Coca Cola, Google, Microsoft, Apple, Mac Donald´s, Visa, Walmart, General Electric, Bank of América, Johnson & Johnson, Boeing, Berkshire Hathaway, entre otras. (Todas están en cartera de Warren Buffett)
Si es un inversor agresivo, puede también sumar a la lista de las defensivas a los siguientes ejemplos: Bioceres, Snowflake, Tesla, Mercado Libre, Brasil Foods, Alibaba, Bidu, Petrobras, ARKK y por qué no empresas argentinas.
Si nos definimos bien como inversores, sin mentirnos, y seleccionamos activos de acuerdo a esa definición, nos sentiremos cómodos operando y con seguridad.
Psicología del inversor
Los psicólogos Daniel Kahneman y Amos Tversky, han demostrado que el temor a la pérdida financiera tiene una intensidad de más del doble que el placer que se consigue con una ganancia equivalente. Ganar 1.000 dólares con una inversión es estupendo, pero perder 1.000 dólares provoca un sufrimiento emocional del doble de intensidad. Esto provoca que muchas personas, aterradas, se desprendan de sus inversiones prácticamente cuando han tocado fondo. Aunque suene extraño, existe una tendencia biológica a comprar a precios elevados y vender a precios bajos. Debe trabajar en desentenderse de los cambios de humor del mercado y centrarse en sus objetivos financieros de largo plazo si quiere sobrevivir primero, y sacar rédito después.
Para una persona que vaya a invertir durante varios años, la caída de los precios de las acciones es una buena noticia, no una mala, puesto que se podrá comprar más por menos dinero. Si se mantiene firme hasta el final, y es consistente comprando buenos papeles en épocas de caídas, acabará ganando.
A decir de Graham, el inversor típico “estaría mejor si sus acciones no cotizasen en absoluto, porque podría liberarse de la angustia mental que le provocan las caídas en las cotizaciones”. Si usted es de las personas que revisan más de una vez al día su cartera de inversiones debería hacerse las siguientes preguntas:
- ¿Llama con la misma frecuencia, dos veces o más al día, a su agente inmobiliario para comprobar el precio de mercado de su departamento o casa?
- Supongamos que sí llama con frecuencia a su agente inmobiliario. Si el precio hubiese bajado, ¿Se hubiese apresurado a vender su casa?
- ¿Llama al banco consultando acerca de la cotización diaria del dólar y cómo quedaría valuada su tenencia en la caja de seguridad? Si la cotización bajó, ¿saldría corriendo a vender todo lo que tiene guardado?
- ¿Consultando a cada rato estos valores estoy impidiendo que suban?
La respuesta a todas estas preguntas es NO.
Debería usted abordar su cartera de inversión desde la misma perspectiva. A lo largo de un horizonte de 5, 10 o más años, los antojos diarios del Sr. Mercado no tienen importancia alguna. Para que esto no lo afecte, y para que su cartera se cuide sola y lo cuide a usted, debe tener bien presente que el momento crucial es el ARMADO DE LA CARTERA. No dejarse llevar por la euforia y la adrenalina del mercado, las noticias, las operaciones de otros inversores, las redes sociales, etc. Perder el foco por estas cuestiones a lo largo del camino, nos puede llevar al error de encontrarnos con una cartera no pensada, mal diversificada, con papeles riesgosos y de similares sectores o todos de un mismo país. O peor aún, vender activos que una vez que estamos fuera, salen disparados al alza haciéndonos perder la posibilidad de disfrutar de esa ganancia.
No se deje llevar por las emociones, seleccione estratégicamente sus acciones, confíe en aquello que armó fríamente en el momento cero, y deje que su cartera haga el resto. Si no se encuentra capacitado para esto, busque ayuda de los que saben.
Momento cero. La clave.
Los inversores con un perfil más bien especulador le dirán que la diversificación reduce el potencial de obtener una elevada rentabilidad. Después de todo, si usted es capaz de descubrir cual va a ser la siguiente “Microsoft” del futuro, ¿no sería sensato colocar todos los huevos en esa sola canasta?
No obstante, ser capaz de predecir el futuro con una exactitud del 100% no es un don que haya sido otorgado a la mayor parte de los inversores. Por muy confiados que nos sentimos, por más bien que creamos que analizamos papeles y contextos, no hay forma humana de saber si una acción va a subir después de que la hayamos comprado. Quizás esa acción que usted creía podía ser la nueva Microsoft, termine siendo la antigua Enron.
Manteniendo el dinero repartido entre muchas acciones (entre 10 y 30, estudiaremos este punto en un futuro artículo), de distintos sectores económicos, y de diferentes países, estaremos minimizando parte del riesgo al cual va a estar expuesta nuestra cartera.
Sin embargo, la diversificación no solo reduce las probabilidades de equivocarse. También debe verse como que aumenta al máximo las posibilidades de acertar. Durante periodos prolongados de tiempo, solo unas pocas acciones se convierten en “superacciones” que suben el 1.000% o incluso más. Si piensa que puede apostar y acertar a esas pocas empresas es que se está engañando a sí mismo.
Enfóquelo de esta manera, en el enorme pajar del mercado, solo unas pocas agujas acabaran generando beneficios verdaderamente enormes. Cuando mayor parte del pajar posea, mayores serán las posibilidades de que acabe encontrando más agujas. Si es propietario de todo el pajar, podrá estar seguro de que va a encontrar todas las agujas.
Con más razón si usted es un inversor defensivo, que como se vio dispone de escaso tiempo de seguimiento de su cartera, ¿para qué va a esforzarse en tratar de encontrar las agujas cuando puede ser dueño de todo el pajar?
Luego de una diversificada selección de activos, será momento de definir la estrategia de seguimiento de la cartera. Tenga presente que nadie gana con todos los papeles elegidos, algunos saldrán en la dirección esperada y otros no. La clave radica en que los ganadores superen a los perdedores. ¿Cómo tratar los activos que nos dan pérdida? La respuesta vendrá dada nuevamente por una correcta definición del tipo de inversor que somos. Si somos verdaderos inversores de largo plazo, y compramos ese activo en base a sus fundamentos, no sería aconsejable desprenderse del papel ante una fuerte caída incluso debería analizarse que si los fundamentos siguen vigentes, se podría sumar más.
Si en cambio somos especuladores, antes de entrar al activo debe definirse la perdida tolerada, ella que nos permite conciliar el sueño y que mas allá de ese número debemos salir y buscar una nueva opción. Se llama Stop Loss y un especulador los debe respetar como siempre se respeta un plan de inversiones.
Sea uno inversor o especulador, cuanto mas tiempo dedique al armado de una buena cartera, y la elaboración de un plan, menos riesgo va a correr y menos tiempo deberá dedicarle al seguimiento.
Por eso, en ese momento cero tómese su tiempo. Agarre lápiz y papel, o una hoja de Excel ya que venimos mencionando a Microsoft, y escriba las empresas por tipo de sector y país.
Trate de tener la suficiente cantidad de empresas que le permitan abarcar muchos sectores, en proporciones similares, y abarque entre dos y tres países por lo menos. De esta manera usted estará creando una especie de réplica de los índices como el SP500 por ejemplo, creándose usted mismo su propio pajar.
👉Se acabó la excusa de falta de tiempo. La información necesaria está a su alcance, dedique un par de horas el fin de semana al armado de su cartera, pídanos ayuda si es necesario, déjela lista, luego active el piloto automático y póngase cómodo. Disfrute del viaje que es largo.