BLUE CHIPS
Siempre quisimos despegar la imagen de que los mercados se asemejan al casino como muchos creen. Y justo en esta nota vamos a hablar de fichas del casino.
Las fichas azules son las que tradicionalmente representan a las de mayor valor. Y es de este hecho que las empresas de mayor valor, líderes en la industria, que viven hace décadas, con ganancias constantes y cuyos productos son conocidos por todo el público, sean llamadas “Blue Chips” (Fichas Azules en inglés), en relación con las fichas del casino.
Quien haya elegido el término Blue Chip para identificar a estas empresas no estuvo muy acertado, dado que justamente quien invierte en ellas está lo más alejado posible al hecho de apostar. Mas allá de eso, existe un consenso mundial en llamar Blue Chips a estas empresas sólidas y gigantes, así que sigamos llamándolas de esa forma.
Cuando invertimos en una compañía Blue Chips debemos saber que lo estamos haciendo en una empresa que es líder en la industria, que tiene gran reputación entre clientes a nivel mundial, con un producto o servicio que lleva décadas en el mercado y le otorga ganancias constantes a lo largo del tiempo. La estadística demuestra que estas empresas suelen ser las primeras en recuperarse ante caídas del mercado, y están menos expuestas al riesgo de grandes bajas. Por lo general suelen ser menos volátiles, sin tanta exposición al riesgo de bruscas caídas aunque tampoco son las que van a dar grandes saltos al alza. Quien invierte en una Blue Chip debe pensar que esta formando sociedad con una empresa que lleva años haciendo lo que hace, que eso que hace lo hace bien y lo demanda todo el mundo, y que además gana dinero sostenidamente a lo largo de los años. ¿Sería socio de un negocio así?
A
esta altura estará esperando que le demos ejemplos de empresas Blue Chip, no
juguemos mas con su ansiedad, ahí van:
Microsoft
Apple
Amazon
Johnson
& Johnson
JP
Morgan Chase
Exxon
Mobile
Visa
Walmart
Bank
of América
Pfizer
Merck
& Co.
Boeing
Coca
Cola
Disney
Mac
Donald´s
Starbucks
General
Electric
IBM
AT&T
Gilead
Berkshire
Hathaway
Al
observar la lista podemos ver empresas que pertenecen a industrias muy
diferentes, con productos y servicios que seguramente conocemos, que ganan
dinero, y la variedad de sectores nos permitiría elaborar una cartera de
inversiones diversificada con empresas que tienen una posición de liderazgo
predominante en cada uno de sus mercados. Invertir en Blue Chips es la manera
de convertirse en socio de cada una de estas gigantes y beneficiarnos a largo
plazo de su reputación y su capacidad de generar rentabilidad homogénea a lo
largo de los años.
Sin
duda que para quien esté armando una cartera de inversiones de formato
“pirámide” como vimos en el artículo de Armado y Gestión de Carteras, estas
empresas son una buena opción para llenar la parte central de la pirámide vía
Cedears por ejemplo, con una exposición menor al riesgo de la renta variable y
con la posibilidad de atar los rendimientos de estas Blue Chips al valor del
dólar. ¿Nada mal no?
Otra
utilidad que se les suele dar a estas empresas es cumplir la función de cuidar
las ganancias obtenidas con activos de mayor riesgo. Por ejemplo, si nos va
bien con los activos seleccionados para el área especulativa de la pirámide (la
punta), al momento de ajustar los porcentajes de la cartera y tomar esa
ganancia, lo aconsejable sería pasar ese excedente a las blue chips para que cuiden
esa ganancia y no volverla a exponer a riesgos. De esta forma, lo que vayamos
ganando con los activos más arriesgados como podrían ser acciones de mercados
emergentes o de empresas en crecimiento, lo colocamos en estas empresas
estables, menos volátiles, que nos van a permitir no arriesgar nuevamente lo
ganado. Nuestras blue chips harán las veces de la alcancía dentro de la parte
central de la cartera, en donde guardaremos las ganancias especulativas.
No
nos gusta el casino, y mucho menos nos gusta apostar nuestros ahorros que tanto
nos cuestan. Pero si algo aprendimos hoy con este simple artículo es la
importancia de tener sobre la mesa varias “fichas azules” que nos permitan cuidar
y hacer crecer nuestro patrimonio.
Analizando un caso de Blue Chip
Coca
Cola
Coca-Cola es la entidad de bebidas no alcohólicas más grande del mundo, posee y comercializa algunas de las marcas líderes de bebidas carbonatadas, como Coca Cola, Fanta y Sprite, así como marcas que no son chispeantes, como Minute Maid, Georgia Coffee, Costa y Glaceau. Operacionalmente, la empresa enfoca sus esfuerzos de fabricación al principio de la cadena de suministro, elaborando el concentrado (o bases de bebida) para sus bebidas que luego son procesadas y distribuidas por su red de más de 100 embotelladores. Las operaciones concentradas representan aproximadamente el 85% del volumen de cajas unitarias de la empresa. La firma genera la mayor parte de sus ingresos a nivel internacional, y países como México, Brasil y Japón son mercados clave fuera de los EE. UU.
Si bien la compañía está expuesta de manera desproporcionada a categorías de bebidas que están en declive secular en los mercados desarrollados, creemos que tiene el valor de marca para inducir la demanda de variantes reformuladas de sus marcas comerciales más populares, los recursos para reorientar su cartera hacia categorías de bebidas más consistentes con la ética del consumidor y la escala para cumplir con estos esfuerzos de manera rentable. Es decir, puede aparecer un Cristiano Ronaldo diciendo No a la Coca Cola, pero la empresa tiene todo el poder y el dinero como para adaptarse a cualquier cambio.
Coca-Cola disfruta de un volumen líder en la mayoría de sus mercados, lo que contribuye a su ventaja de costos. Sin embargo, el pilar más grande que sustenta es su capacidad para posicionarse en un área de la cadena de suministro de bebidas que tiene un costo estructuralmente más bajo. La mayoría de las bebidas de marca registrada de Coca Cola que finalmente compran los consumidores no son empaquetadas ni distribuidas por la propia empresa. En cambio, enfoca sus operaciones en producir el concentrado o jarabe para estas bebidas y envía estas mezclas a los embotelladores para su procesamiento (agregando agua carbonatada y varios edulcorantes), envasado y distribución. Desde el punto de vista de la fabricación, las operaciones de concentrado son notablemente menos intensivas en capital y requieren menos mano de obra y gastos generales en relación con las operaciones de productos terminados. que requieren líneas de producción especializadas de enlatado y embotellado que normalmente no son intercambiables entre productos o tamaños de envases. Para ilustrar, considere que la capacidad de Coca-Cola para sus operaciones de concentrados, que representan más del 80% del volumen total de cajas unitarias, se satisface utilizando aproximadamente 30 instalaciones de fabricación, mientras que las operaciones de productos terminados de la empresa, que representan menos del 20% de los casos unitarios, requieren cerca de 90 instalaciones.
Aquello que Warren Buffett llama “ventaja competitiva” es sin duda una de las cualidades de esta empresa. Una compañía conocida en todo el mundo, demandada por las principales cadenas hoteleras y restaurantes. Mas allá de que uno consuma o no Coca Cola, se sabe que es algo que va a encontrar en cuanto kiosco o supermercado entre más allá del tamaño de este.
Una empresa que no necesita invertir sostenidamente en Gastos de Investigación y Desarrollo como podría suceder con una empresa tecnológica, ya que cuenta desde hace años con una formula “secreta” que no necesita de grandes actualizaciones para mantener actualizado el producto.
Los márgenes de beneficios de Coca Cola son algo de lo que atrajo a Buffett a sumar esta empresa a su portafolio. Un margen bruto promedio superior al 60% pinta un poco el tipo de participación de la firma dentro del mercado de bebidas no alcohólicas. Un porcentaje como el indicado habla de un mercado con características similares al monopolio, con la capacidad de fijar precios bien separados por encima de sus costos de producción.
Márgenes netos superiores al 20% que demuestran una buena gestión de gastos más allá de lo operativo, sin incurrir en gastos financieros excesivos dado que su margen le permite no necesitar gran financiamiento externo.
La rentabilidad sobre recursos propios de Coca Cola año tras año, lleva a tomar a la acción como si fuera un bono con rendimientos anuales promedios superiores al 10% anual en dólares. Warren Buffett suele buscar compañías de este tipo que pueda comprar y mantener “de por vida”.
Cuando uno lee todo lo que representa Coca Cola, llega
a entender que el precio de sus acciones de diez años a esta parte, tengan un
crecimiento como se puede ver en el gráfico siguiente.
Coca
Cola en compresión mensual. 2011 – 2021. La única brusca caída que se puede ver
en todo ese período corresponde al inicio de la pandemia en 2020 que afectará
en gran medida a su industria. Actualmente recuperando mes a mes esta volviendo
a niveles máximos alcanzados a fines de 2019.
Qué
dice…¿Le ponemos una “ficha” a Coca Cola a largo plazo?