Empezar a pensar como niños

 



Mi hijo de 7 años tiene una alcancía, de las nuevas, esas que tienen llave para abrirla cuando se quiera retirar el dinero ahorrado y ya no necesitan romperse como los antiguos chanchitos de nuestra infancia.

En esa alcancía junta lo que le trae el ratón Pérez con cada diente que se cae, regalos de las abuelas y algunos vueltos de mandados.

Cada vez que inicia el ahorro con un fin específico, mayormente algún juguete o camiseta de futbol, busca en internet cuánto cuesta eso que quiere, y se graba ese valor en su cabeza como meta a alcanzar. Su mente graba el “número”, no “el juguete”, y cada tanto abre la alcancía y cuenta el dinero para saber cuánto le falta.

Cuando llega ese día en que abre, recuenta, y por fin el resultado es el número que tenía en su cabeza, ¡todo es alegría! Luego de varios dientes caídos, ya podrá tener su juguete o camiseta deseada.

Lo que él no sabe, es que desde que inició su ahorro, hasta el momento que llegó a ese número “meta”, el juguete que quería comprar vale mucho más. Ya no alcanza. Ahí es cuando los padres actuamos de FMI, Club de Paris, o BCRA y aportamos lo nuestro para que esa alegría siga intacta.

Un poco lo que le sucede a mi hijo de 7 años es lo que le pasa a un “ahorrista” que guarda sistemáticamente parte de su ingreso en efectivo o instrumentos que no protegen los ahorros.

La Real Academia Española define AHORRAR como “guardar dinero como previsión para necesidades futuras”. Ahorrar es eso, guardar, atesorar, para alguna necesidad futura o como suelen decir algunos “por cualquier cosa que pase”.

La diferencia entre AHORRAR e INVERTIR, es que ahorrar es como vimos solo guardar, en tanto que la INVERSION busca PROTEGER e INCREMENTAR EL PATRIMONIO. ¿Proteger de qué? De la pérdida de poder adquisitivo de la moneda (como el caso de la alcancía de mi hijo), y la variación en el tipo de cambio (muchos de los gastos de capital que uno planea realizar a futuro están ligados al valor del dólar, o incluso viajar). También como dijimos, incrementar el patrimonio, dado que una adecuada gestión del capital invertido terminará incrementándolo por encima de la inflación y las variaciones del tipo de cambio.

En el contexto actual, de alta inflación, tasas de interés bajas, las alternativas de ahorro mas comunes utilizadas por los argentinos ofrecen muy poca o nula rentabilidad real. Basta mencionar que la tasa mas alta que paga un plazo fijo es del 37% y la inflación interanual ya supera el 49%. Al igual que le pasa a mi hijo con su juguete, cuando usted quiera cancelar el plazo fijo para hacer ese gasto que tenia pensado, ya no le va a alcanzar. Y no recurra a mí, yo ya le presté a mi hijo.

Y déjeme decirle un dato más, en lo que va del año (2021), el valor del dólar creció menos que lo que rinde el plazo fijo. Algo temporal seguramente, pero lo que queremos destacar con esto es la importancia de diversificar y no poner todos los huevos en una misma cesta como se suele decir.

“Pero yo no quiero arriesgar mi dinero” suelen decir quienes escuchan hablar de instrumentos de inversión que no son los tradicionales a los que están acostumbrados. El miedo al futuro, la incertidumbre de no conocer de antemano el rendimiento de nuestra inversión, incluso la misma palabra “inversión” ya genera dudas en muchas personas. Todo esto demuestra una falta de educación financiera que genera recelo y desconfianza. Preferimos seguir perdiendo contra la inflación antes de darse la oportunidad de aprender otras alternativas.

 

El primer paso de ahorrista a inversor consiste en aprender a ahorrar. Sobre esto ya escribimos un articulo que invitamos a repasar, llamado “Gestión del ingreso”. Resumidamente, se trata de destinar a una cuenta separada de la que se cobra el ingreso, una suma que podría ser el 10%, y recién después hacer los gastos necesarios.

El ahorro no es lo que queda de mi ingreso luego de hacer los gastos, sino aquello que aparto de mi ingreso antes de efectuar los gastos.

Para llegar a ser inversores, primero necesitamos tener una base de ahorro, que no necesariamente debe ser elevada, pero para ello tenemos que aprender a ahorrar y ser metódicos con el habito de pagarse a uno mismo primero.

Si por ejemplo, usted es de los que cobra el sueldo y lo primero que hace es comprar los u$s200 dólares solidarios, lo felicito, eso es pagarse a uno mismo primero.

El siguiente paso en el camino a ser inversor es conocer las distintas alternativas de inversión. Es importante saber que hay instrumentos para todas las personalidades (o perfiles como decimos en finanzas). El miedo a perder, el miedo a lo incierto, solo se supera conociendo. Si uno se propone conocer las ventajas y desventajas de cada alternativa, encontrará que una parte del miedo habrá quedado atrás.

La rentabilidad y el riesgo van de la mano. Si no quiere asumir ningún riesgo (cosa que es casi imposible en esta materia), terminará con rendimientos menores a la inflación seguramente y se estará engañando a si mismo creyendo que está postergando consumo presente para un mayor consumo futuro.

Por supuesto que a nadie le gusta correr riesgo gratuitamente. Uno se arriesga esperando algo mejor a cambio.

Conociendo cada uno de los instrumentos de inversión y conociendo nuestro perfil de inversor, el riesgo se puede controlar. ¿Y qué conseguimos con ello? Aspirar a la mayor rentabilidad posible asumiendo un nivel de riesgo determinado que no nos quite el sueño (para quienes no lo hicieron, invitamos a leer el artículo completo de “Gestión del Riesgo).

Como en tantas otras cosas, el conocimiento es poder. Cuanto más conocemos las posibilidades que existen, más ganaremos en confianza y seguridad para poner a trabajar nuestro dinero (ahorro).

 

Comencé este artículo con el ejemplo de mi hijo de 7 años. Somos los adultos quienes presentamos lo que es una alcancía a nuestros hijos, y les enseñamos a ahorrar guardando dinero dentro. De esa manera lúdica les estamos enseñando el valor de ahorrar, que es muy importante, pero también nosotros debemos aprender algo de los más pequeños.

Los niños son quienes, a su manera, mejor entienden el concepto del valor del dinero en el tiempo.

Pregúntele a un niño si prefiere 1 chocolate hoy o 1 chocolate mañana. Sin dudarlo elegirá tener el chocolate hoy.

Pregúntele en cambio, si prefiere 1 chocolate hoy o 2 chocolates mañana. Ahí la respuesta podrá variar en función a la ansiedad del niño y sus ganas de comer chocolates.

Por último, pregúntele si prefiere 1 chocolate hoy o 5 chocolates mañana. Elegirá esperar a mañana.

Cuando el premio (RENTABILIDAD, BENEFICIO, TASA DE INTERES, etc.) es atractivo, preferimos postergar consumo presente para poder consumir más en el futuro.

Ahora piense si su ahorro lo esta poniendo a trabajar en algo que le permita consumir más en el futuro. Si no lo está haciendo, cómase el chocolate hoy mismo, o tome la decisión de empezar a conocer nuevas alternativas para invertir, y en eso estamos para ayudarle.