¿Cómo gestionar nuestros ingresos?
Cuántas veces escuchamos decir “este mes no ahorré nada”. Culpamos a los gastos fijos, a los impuestos, a la tarjeta, el colegio de los hijos, los bienes y servicios que demandamos que aumentan en forma continua, entre tantos otros. Y claro, luego de pagar todo eso, más algún gusto que podamos darnos, no nos ha quedado nada en la cuenta.
Planteado de ese modo, parece más que justificado el no ahorro de este mes. Y el caso es que esta justificación que nos convence este mes, también lo hará el mes siguiente, y el siguiente, y se tornará un ejercicio habitual y aceptado por nosotros como algo normal.
Y ahí introduje la palabra clave que quiero desarrollar hoy: “Habitual”.
En este ejemplo del párrafo anterior, lo que puede observarse desde el punto de vista de las finanzas personales es un error en el HÁBITO FINANCIERO. Usted decide pagar primero todo lo demás, y dejar para lo último pagarse a usted mismo. Tranquilo, no estoy con esto queriendo decir que no tiene que pagar los impuestos, ni el colegio de sus hijos, ni tampoco dejar de darse algún gusto, al fin y al cabo, es sano. El punto pasa por un cambio de hábito.
A diferencia de pensar que “el ahorro es lo que queda de mi ingreso, luego de pagar todos los gastos”, le propongo comenzar de a poco el ejercicio inverso, con el ingreso que recibe, páguese usted mismo primero, empiece por un pequeño porcentaje de su ingreso, y luego con el resto hace los gastos que deba hacer.
Es un pequeño paso que le reportará grandes beneficios. Avancemos un poco más en detalle.
Existe un concepto en las finanzas conocido como “Libertad Financiera”. Se trata de lograr un bienestar económico, que depende el ciclo de vida en el cual se comience a gestionar, pueda derivar en riqueza o no. Pero el caso es que siempre se está a tiempo de comenzar para vivir mejor.
Una no grata sensación es la que siente una persona que se va acercando a la edad del retiro, y ve que no ha sabido acumular ahorro suficiente que le permita seguir viviendo de acuerdo a la calidad de vida que venía teniendo. O tal vez una persona que si bien le faltan años para retirarse, desearía poder contar con más tiempo libre y no estar trabajando tantas horas para pagar sus cuentas.
Evitar llegar a eso, requiere una correcta gestión financiera, de ingresos y gastos, ser constantes en el plan y sobre todo un cambio de hábito.
Muchos de nosotros trabajamos para tener dinero. Nos capacitamos, nos esforzamos, ponemos mucho de nosotros para progresar en el trabajo, en lo posible conseguir asensos, y que todo eso que ponemos de nosotros resulte en ingresos cada vez mayores. Desde la formación familiar hasta la escolar, nos enseñan el valor del esfuerzo, de estudiar, capacitarnos, ser buenos en lo que hacemos. Quizás sin usar textualmente estas palabras, se nos enseña a “trabajar para ganar dinero”. Pero poco, o casi nada me animaría a decir, nos enseñan a “hacer que el dinero trabaje para nosotros”.
Y no se trata de una cosa o la otra, sino de ambas cosas juntas. Trabajar para ser mejores y así obtener más ingresos, y a la vez tener el hábito adecuado para poner a trabajar esos ingresos para que trabajen para nosotros. Ser el empleador de nuestro dinero.
La paga que recibimos por nuestro trabajo la podemos llamar INGRESOS ACTIVOS, porque tenemos que hacer algo para obtenerlos. En cambio, existen los que se llaman INGRESOS PASIVOS, los cuales no requieren de nuestra acción directa para su generación. Y es en estos últimos en lo que nos tenemos que enfocar para lograr un bienestar económico.
Está más que visto, que una persona sin un hábito financiero saludable, podrá ser el mejor empleado, crecer en su empresa y ganar cada vez más dinero. Pero le aseguro que a la vez que su ingreso vaya aumentando, a la par lo van a hacer sus gastos. Renovará su celular, cambiará el auto, los electrodomésticos de su casa, etc., y todo con lo ganado con sus ingresos activos. Y si luego de todo eso, le sobra algo, lo ahorrará. Lejos de cómo había pensado al principio “¡con este aumento de sueldo podré ahorrar más!”, lo que termina en realidad sucediendo, es que termina gastando más.
Lo reiteraré una vez más, eso se puede lograr empezando por un cambio de hábito. Y a ese cambio de hábito, del que ya algo empezamos a hablar, sumemos una redefinición de algunos conceptos conocidos.
ACTIVO. Si le pidiera que me diera ejemplos de activos, quizás me diría: su casa, su auto, etc. Muy bien, definámoslo de otra manera, Robert Kiyosaki, autor del Best Seller “Padre Rico, Padre pobre”, define como “activo” a todo aquello que hace que ingrese dinero a mi bolsillo.
Y siguiendo con el autor, define como PASIVO a todo aquello que hace salir dinero de mi bolsillo.
Definido de este modo vuelva a replantearse si entran en la definición de activo, todo aquello que pensó. Es muy importante tener un auto, ni hablar de una casa, ahora bien, salvo que al auto lo utilice como generador de ingresos, ya sea remis, taxi, transporte de mercaderías, etc., solo le hará salir dinero de su bolsillo. Algo similar sucede con la casa.
Y ni hablar del celular que renueva cada tanto, o los televisores, y demás bienes. Todo eso a los ojos de Kiyosaki son PASIVOS, porque lo único que hacen es hacer salir dinero de sus bolsillos.
Entiendo que la idea todavía le hace un poco de ruido y está bien que así sea, nadie dice que no tengamos una casa, ni un celular, ni siquiera que nos privemos de darnos gustos. El caso, es que todo esto lo sumemos con lo que vaya quedando luego de pagarnos a nosotros mismos. Luego de pagarnos ese porcentaje de nuestros ingresos, notaremos que inconscientemente reduciremos gastos que no teníamos en cuenta y que eran fácilmente desechables.
El hábito a tomar pasa por, una vez recibida nuestra paga, cobrado nuestro ingreso, destinar un porcentaje a comprar ACTIVOS. Después veremos qué activos se adaptan mejor a su perfil, pero cuando digo comprar activos me refiero a instrumentos que nos hacen ganar dinero en forma pasiva. Y ahí aparece el concepto de INGRESOS PASIVOS, que son aquellos que se obtienen con los activos.
Hacer un plazo fijo, comprar acciones, bonos, Cedears, criptomonedas, inmuebles, o hasta incluso montar su propio negocio, todo eso son ejemplos de activos que debemos ir sumando mes a mes, TODOS LOS MESES, con el porcentaje de nuestro ingreso que destinamos a pagarnos a nosotros mismos.
Y en este aspecto es fundamental separar ese instrumento elegido, de nuestra cuenta donde cobramos nuestro ingreso activo. Esto quiere decir, si yo mes a mes recibo la acreditación de mis haberes en una caja de ahorros, lo primero que debo hacer es destinar, por ejemplo, un 10% a comprar un activo. Como dijimos el activo dependerá de su perfil y de su ingreso, pero supongamos que lo destinamos a comprar acciones, Cedears y fondos de inversión. Para eso abriremos una cuenta (hoy son todas gratuitas y de gestión online) en un bróker, y transferimos ese 10% de nuestro ingreso. Con el 90% restante haremos los gastos y pagos del mes. Reitero, no dejamos el 10% que vamos a ahorrar en la cuenta donde cobramos el sueldo, si o si debemos sacarla y direccionarla hacia el activo.
Los primeros meses nos tendrán que servir de muestra, acerca de si ese 10% inicial que destinamos a activos, puede aumentarse. Para eso debemos observar nuestros gastos, como llega nuestra cuenta a fin de mes, pero sobre todo no engañarnos.
Este hábito lo debe repetir todos los meses, de ahí que la frase que titula este artículo: “Este mes no ahorré nada”, no debería volver a decirla nunca, ya que siempre será lo primero que haga con su ingreso, AHORRAR.
Cuando se quiera acordar, con el paso del tiempo se encontrará que cuenta con activos que generan dinero por usted. Piénselo de este modo: ¿Cuantos de nosotros cargamos el celular durante la noche cuando dormimos? Estimado, debo decirle que aún durmiendo está incurriendo en gastos. Lo mismo al no desenchufar la heladera por las noches, y así podría seguir. Uno no es consciente de la cantidad de gastos que se tienen, y los gastos no descansan. Por el contrario, muchos de nosotros solo contamos con ingresos activos, esos para los cuales se requiere que trabajemos para obtenerlos. De ir adquiriendo de a poco este hábito, será capaz de sumar ingresos pasivos, esos que generan sus activos aun cuando usted está durmiendo. De esta manera, usted estará haciendo trabajar al dinero, para que este trabaje para usted. Otra vez: El dinero será su empleado.
Este concepto que parece sencillo, créame que en la práctica es muy poco ejercitado. Y mucho de eso tiene que ver la poca o nula importancia que se le da a la educación financiera. Ni siquiera en las escuelas lo dan, y en el aspecto familiar, nuestros padres fueron criados de una manera en la que para ganar dinero hay que estudiar y formarse, lo que es correcto, pero poner al dinero a trabajar por nosotros a pocos se lo han enseñado.
No se trata de ver “en qué ahorramos”, sino “cómo ahorramos”. Y por supuesto que el “en qué” también es muy importante, pero si no establecemos primero el cómo, y lo ejercitamos, no tendremos la posibilidad siquiera de pensar en las distintas alternativas de inversión que existen.
Por eso, el propósito de este artículo era replantearse el CÓMO. E invitarlo a probar este nuevo hábito que le propongo, páguese usted primero, en una cuenta diferente a la que recibe sus ingresos habituales, y póngalos a trabajar para usted. Repita este ejercicio todos los meses y no se mienta.
No se preocupe si lo que puede destinar a ahorrar de sus ingresos, es un pequeño porcentaje, en la actualidad hay instrumentos de inversión que no exigen montos mínimos para invertir. La clave pasa por el hábito. Póngalo en práctica. En unos meses me cuenta.