Uso eficiente de los distintos medios de pago


 

El psicólogo Richard Feinberg realizó un experimento propio de la psicología social, aplicado al comportamiento económico de la conducta de los consumidores.

Feinberg invitó a dos grupos de personas e hizo sentar al primer grupo en una punta de la mesa, y al segundo grupo en el otro extremo.

En una de las puntas de la mesa se encontraban pegados dos stickers de logos de tarjetas de crédito. Cuando el grupo preguntó el porqué de esos logos, se les dijo que ya estaban pegados en la mesa desde antes y que no eran parte de este estudio.

El experimento consistía en mostrarles a ambos grupos imágenes de distintos bienes, y preguntarles cuánto estarían dispuestos a pagar por ellos. Se mostraron: dos vestidos, una carpa, un saco de caballero, una lampara, una máquina de escribir eléctrica (este experimento fue en los años 80) y un juego de ajedrez.

Cada artículo alcanzó una valoración significativamente mayor en el grupo de estudio que estaba sentado del lado de los logos de las tarjetas de crédito, como si este simple hecho hubiese actuado como estímulo para estar dispuestos a pagar más.

Las diferencias variaron desde un 11% más para la carpa, hasta un 50% más para los vestidos.

Mas tarde repitieron el experimento con nuevos grupos y diferentes imágenes, y por ejemplo se observó que el grupo del lado de los logos de las tarjetas de crédito pagaría tres veces más por una cortadora de césped que el grupo que no tenía ningún estimulo visual en la mesa.

Si bien para Feinberg los resultados fueron concluyentes, hubo en ese entonces economistas que sostuvieron que al no tratarse de gastos reales, sino de “lo que pagaría” por tales productos, las conclusiones no podían tomarse totalmente como válidas.

Fue ahí que dos economistas se ocuparon de la objeción de sus pares con un nuevo experimento. Drazen Pelec y Duncan Simester llevaron a cabo una subasta entre estudiantes de Harvard, en donde el premio a adquirir eran entradas para un partido de la NBA (Celtics vs Red Sox).

De manera aleatoria se les asignaba a los estudiantes los medios de pago que podían utilizar, que podían ser tarjeta de crédito o efectivo.

También se dispuso que el pago en efectivo supondría un inconveniente mínimo, y es que se debería pasar por un cajero automático que queda camino al lugar donde ha de efectuarse el pago.

Se consiguió mas del doble de dinero por las entradas al partido de quienes las abonaron con tarjeta de crédito. El experimento parece soportar las conclusiones de Feinberg.

Estos dos estudios no solo demuestran que las tarjetas de crédito nos hacen gastar más, sorprendentemente parecen indicar que nos hacen gastar bastante más.

El economista Geroge Akerlof dijo alguna vez que si por arte de magia, las tiendas pudieran inventar una pastilla que puedan dar a sus clientes para hacerles comprar más, resultaría de un extraordinario valor para incrementar los beneficios. Curiosamente esa pastilla ha sido inventada y su nombre es “tarjeta de crédito”.

Una de las bases de la magia de la tarjeta de crédito es que la mayoría de nosotros pensamos que solo la usamos para comprar lo necesario o lo que deseamos, y que no podríamos ser influidos por estímulos menores. Efectivamente con la tarjeta de crédito gastamos más. Ahora bien, eso no significa que debamos dejar de usarla, es una herramienta que puede aportarnos grandes beneficios a nuestras finanzas personales si le sabemos dar un uso racional y eficiente.

En el artículo de hoy veremos algunos tips que seguramente ya conozca, pero que siempre vale la pena recordar sobre el uso correcto de las tarjetas de crédito.

 

UN CORRECTO USO DEL PLÁSTICO

 

La pandemia ha acelerado el uso de medios de pago distintos al efectivo. Evitar ir a los bancos o a los cajeros automáticos hizo que mucha gente se haya familiarizado con la tarjeta de crédito, tarjeta de débito, las billeteras electrónicas, mercado pago, etc.

En ocasiones, cuando vamos a comprar algo nos ofrecen distintos medios de pago y cada precio final no es necesariamente el mismo. Tenemos pocos minutos para decidir con qué vamos a pagar y no pensamos si la elección realizada es financieramente la adecuada para nuestra economía.

-        “¿Con qué pagas?, con tarjeta de crédito tenés hasta 3 y 6 cuotas sin interés, si pagas con tarjeta de débito te queda a precio de lista y si lo haces en efectivo te hago un descuento del 10%.

-        Eeeh…”

¿Cuántas opciones no? ¿Cuál será la más conveniente? No hay una respuesta única a esta pregunta, sin duda dependerá de la economía de cada individuo, la generación de su ingreso, su sentimiento ante las deudas en cuotas, entre otras. Más allá de eso, buscaremos aportar datos que puedan ser de utilidad al momento de tomar esa decisión de ¿Con qué pago?

 

TARJETA DE DEBITO O TARJETA DE CREDITO

 

La diferencia central entre uno y otro medio de pago es que cuando uno paga con tarjeta de débito debe tener saldo disponible en su cuenta en el banco, ya que el pago se debitará de forma inmediata. La tarjeta de crédito en cambio permite operar con dinero prestado. Ese préstamo que nos hace la entidad financiera puede ser luego saldado en un único pago, en varios pagos (cuotas), las cuales pueden tener o no interés.

Con una inflación actual que ronda el 50% interanual, optar por operar con dinero prestado, y tener la posibilidad de devolver el préstamo en la mayor cantidad de cuotas posibles que admita sin interés, parece ser a priori un mejor negocio. Ahora bien, aquí empieza a jugar el factor psicológico visto con el ejercicio al comienzo del artículo, de que con la tarjeta de crédito uno inconscientemente termina gastando más. Y como vimos, bastante más.

Cuando surge un gasto inesperado que no se puede aplazar, y no se cuenta con dinero disponible en la cuenta, para esos casos se puede utilizar la tarjeta de crédito y valernos de la posibilidad de cuotificar sin intereses para que el aumento generalizado de precios que caracteriza a nuestra economía, termine licuando la deuda y tengamos el precio y cuotas fijadas de antemano.

Lo mismo cuando necesitamos comprar o reponer algún bien cuyo valor excede lo que se pueda pagar de una vez, en ese caso podremos valernos también de la tarjeta de crédito, siempre preguntándonos previamente: ¿es realmente necesario este gasto?

Respecto a las “compras del mes”, hay muchas opiniones en contra de pagar las compras del mes en los supermercados con tarjeta de crédito, argumentando que se debe dejar ese plástico para las urgencias que no se pueden aplazar y las compras de bienes de elevado valor que puedan pagarse en cuotas para no deshacernos del efectivo todo de una. Quizás tengan algo de razón para otras economías, pero para el caso de Argentina con datos de inflación del 4% mensual, realizar la compra grande del super el día después de que llega el resumen de la tarjeta, le permitirá contar con 30 días adicionales hasta la llegada del nuevo resumen, mas los 10 dias de plazo para pagarlo. Estamos hablando de comprar fijando precios 40 dias antes de algo que crece a razón del 4% mensual aproximadamente. Y compras que son necesarias como alimentos, productos de higiene y limpieza. Desde ya que esto exige que luego se sea riguroso y metódico en el pago de los resúmenes de la tarjeta, tema que seguidamente vamos a abordar.

Si somos de esos que van al supermercado con una lista de compras, y terminamos trayendo el doble porque nos tentamos con lo que vemos al paso; o si peor aún, vamos sin lista alguna y vamos tomando todo aquello que se nos cruza por la mirada, una buena alternativa puede ser utilizar las compras online que ofrecen ciertas cadenas. De la comodidad de su hogar, lista de compras mediante, podrá navegar por el sitio web en búsqueda de solo aquello que necesita comprar, y aun con la posibilidad de comparar tranquilamente los precios de distintas marcas para un mismo producto. Comprar solo lo necesario, comparando precios, y eligiendo al final el medio de pago que ofrezca mejores descuentos o posibilidades de financiación en su caso. Se deberá tener presente que cada cadena de supermercados suele tener un día específico para descuentos con determinadas tarjetas de algunos bancos.

 

LLEGÓ EL RESUMEN DE LA TARJETA


Llega el día poco esperado de pagar el resumen y tenemos las siguientes opciones.

Formas de pagar el saldo de la tarjeta de crédito:

-        Pago mínimo: La menos recomendada. El banco permite pagar un mínimo del resumen y sobre el remanente cobrará una tasa de interés que es de las más altas del sistema financiero. Debemos evitar siempre esta opción de pagar el mínimo si queremos cuidar nuestras finanzas.

-        Pago total: La más recomendable. Pagar el total del saldo que nos muestra el resumen de cuenta. Claro que para esto, debemos ser racionales en el uso del plástico, ya que si vamos a terminar comprando cosas que no necesitamos, o abonando por ellas valores superiores a los que podríamos comprar en otro lado o de otra manera (recordar el ejercicio del inicio), el pago total se nos va a hacer cuesta arriba.

-        Pago parcial: Se trata de un punto intermedio entre las dos anteriores, cuando no llegamos a pagar el total, la segunda mejor opción pasa a ser pagar lo más posible, de manera tal que los intereses a pagar sean calculados sobre el menor monto posible.

 

Hasta aquí vimos cómo en un contexto inflacionario como el que vivimos en Argentina, la posibilidad de hacer ciertos gastos abonándolos en cuotas sin interés, termina siendo una decisión inteligente en términos financieros. Los requisitos para que esto que dijimos cobre validez son: por un lado, utilizar la tarjeta de crédito en forma medida para pagos que no puedan aplazarse y en gastos efectivamente necesarios; y en segundo lugar y muy importante, pagar siempre el total del resumen.

Solo así estaremos haciendo un uso del plástico en forma pensada para un contexto inflacionario.

 

PAGO DE CONTADO

 

La relación con el dinero es muy personal de cada uno. A muchos no les gusta pensar en que asumen una deuda a largo plazo, por mas que las cuotas sean sin interés y se terminen licuando por la inflación. Hay quienes no duermen tranquilos con esa deuda, o quizás no tengan regularidad en la generación futura de ingresos y prefieran cancelar todo de contado para evitar una incomodidad futura.

El pago de contado puede hacerse en efectivo, tarjeta de débito, billetera virtual, transferencia, etc. En todos casos los fondos salen en forma inmediata de nuestro bolsillo o cuenta en el banco.

El dato a tener en cuenta antes de pagar algo de contado es ver los tipos de descuentos que ofrecen las tiendas para cada medio de pago. Así como dijimos que para las compras del mes, se podría usar la tarjeta de crédito el día posterior al que recibimos el resumen, las compras menores las podemos realizar entre semana buscando el día específico en que el comercio efectúa algún tipo de descuento por pagos con billeteras virtuales. Desde hace un tiempo esta modalidad de pago viene ofreciendo descuentos en dias determinados, por lo general entre semana, para dar promoción a su uso.

Son muy fáciles de bajar y de utilizar, además de seguras. Y si adquirimos un ejercicio regular de utilizarlas en los dias y lugares indicados, terminará reportando en interesantes beneficios semana a semana que a largo plazo se notarán en nuestras finanzas.

Pagar en efectivo debe ser evaluado si el descuento ofrecido adquiere importancia. En ocasiones cuando se está por comprar algún bien con un precio elevado, y nos hacen un descuento de supongamos un 10% por pago en efectivo, el cálculo rápido mental de lo que nos estamos ahorrando por pagar en el momento parece atractivo. Es ahí que nos desprendemos quizás de una suma importante de dinero solo por aprovechar tal descuento. Para el resto de los gastos que vendrán, terminaremos usando la tarjeta de crédito, para todo tipo de gastos, engrosando así el resumen haciendo que se complique el pago total. Si en el resumen siguiente pagamos menos del total en la tarjeta seguramente habremos perdido más que el 10% de descuento aprovechado en la compra del bien.

Si optáramos por pagar en cuotas sin interés ese bien, y pusiéramos a trabajar los fondos que no destinamos al pago en efectivo en una inversión rentable, la ecuación cambia.

 

LA IMPORTANCIA DE UN PRESUPUESTO


A lo largo del artículo vimos acerca de la conveniencia de pagar con tarjeta de créditos, en cuotas sin interés, cuando se está en un contexto inflacionario como ocurre en Argentina. Vimos también que esto cobra validez si el uso que hacemos de la tarjeta es un uso racional, para gastos necesarios y siempre atando los pagos futuros a nuestra generación de ingresos.

A lo expuesto, podemos agregar dos tips más que pueden ser de gran utilidad para el consumidor.

Uno de ellos es la necesidad de elaborar un presupuesto para gastos de tarjeta de crédito. Tratar de poder prever el saldo total a pagar que vendrá los futuros resúmenes y contrastarlo con nuestros ingresos, de manera de estar seguros de que mes a mes siempre se pueda pagar el total. Definir un límite de gasto mensual en tarjeta, el cual una vez excedido nos podría llevar a la situación no deseada de financiarnos pagando menos del total.

El otro tip a tener presente, pasa por el número de tarjetas a tener por persona. Si somos de las personas a las cuales les cuesta organizarse financieramente, contar con una única tarjeta de crédito nos permitirá un más fácil control así como menores gastos asociados.

Esperamos que luego de leer este artículo haya incorporado la idea de que , a no ser que sea diferente de la mayoría de las personas, el hecho de pagar con tarjeta de crédito lo hace gastar más… bastante más. Les proponemos comenzar a elaborar un presupuesto para gastos en tarjeta (hay aplicaciones gratuitas que pueden ayudarlo) y analizar sus compras para asignarles una periodicidad acorde con su conveniencia de pago, aprovechando descuentos y cuotas sin interés.

Cuidar día a día sus finanzas personales lo acercarán más rápidamente a la libertad financiera y a los objetivos que pueda tener. Las finanzas personales no es solo saber cómo ahorrar y dónde invertir, sino también cómo gastar y financiarse.