Apostar vs. Invertir
Hace un tiempo decidimos
ampliar nuestro aporte a la Educación Financiera llevando nuestro mensaje a
distintos colegios. El público elegido fue alumnos de los últimos años de la
secundaria.
Para sorpresa y alegría
nuestra, encontramos en los jóvenes mucho interés por temas financieros. A diferencia de lo que nos pasaba a quienes
hoy tenemos unos cuantos años más, los chicos de hoy no sólo tienen interés por
estos temas, sino que ya manejan algunas herramientas financieras como las
billeteras virtuales por ejemplo. La tecnología sin duda ha hecho su aporte a
que esto suceda.
Pero así como la
tecnología acercó a los jóvenes a las Finanzas, también los acercó a un mundo
que para muchos se parecen, cuando en realidad son muy diferentes: El mundo de
las apuestas.
Somos conscientes de que
apostar puede ser divertido, y esto no vale sólo para los jóvenes. Y en lo que
respecta a las apuestas deportivas por ejemplo, muchas veces tener intereses
puestos en algún resultado o evento puntual nos hace vivir un partido con mucha
más intensidad y atención que si no hubiera una apuesta de por medio. Los jóvenes
de hoy tienen la característica de haber nacido en un mundo donde la inmediatez
manda. Hoy casi que para nada hay que esperar. No hay que esperar para ver cómo
salieron esas fotos que sacamos (¿se acuerdan cuando había que ir a revelar los
rollos de fotos? – los más jóvenes pueden Googlear de qué se trata), tampoco es
necesario quedarnos con una duda o tener que recurrir a una biblioteca si
tenemos un dispositivo móvil a mano (nuestro amigo Google por lo general nos
ofrece respuesta a todo), y ya ni siquiera tenemos que mirar una película con
cortes publicitarios que nos hacen perder tiempo y poner ansiosos (Netflix
llegó para terminar con esas eternas propagandas). Y dado este mundo de la
inmediatez, muchos jóvenes (y algunos no tanto) han encontrado en las apuestas
esa resolución casi inmediata a la probabilidad de ganar dinero.
Si algo caracteriza, pero
sobre todo diferencia a las apuestas respecto de la inversión es la
inmediatez en los resultados. Cuando el evento objeto de una apuesta se
resuelva sabremos si somos ganadores o perdedores. Por el contrario, cuando se
invierte por lo general necesitamos del factor tiempo para que comiencen a
verse los resultados, resultados que no necesariamente tienen un evento final o
fecha de vencimiento, sino que pueden mantenerse a lo largo de tiempo.
Cuando planteamos esta
primer diferencia en un mundo donde manda la inmediatez, parece que las
apuestas corren con cierta ventaja sobre la inversión. Ahora bien, no sólo no
son lo mismo, sino que además no son siquiera complementarios, por el
contrario, nuestra opinión es que son opuestos. ¿Por qué? Básicamente porque ya
sea para invertir o para apostar, se necesita la misma “materia prima”: Dinero.
Si no tenemos dinero no tendremos qué invertir, y lo mismo sucede con las
apuestas. Y dado que el dinero es un recurso finito, lo que se destine a
apostar no va a estar disponible para invertir y viceversa.
Analicemos a continuación
algunas diferencias entre Apostar e Invertir:
Riesgo:
Invertir: Si bien existen riesgos a la hora de invertir, la inversión
inteligente se basa en tomar decisiones informadas, investigando y entendiendo
el mercado, ofreciendo una oportunidad de crecimiento del capital con menor
riesgo de pérdida total.
Apostar: Depende en gran medida del azar y las probabilidades. Aunque uno pueda
decir que conoce sobre lo que está apostando, la suerte siempre termina siendo
un factor significativo. Las ganancias que pueden proporcionar son momentáneas
y el riesgo de pérdida total puede estar presente.
Tiempo:
Invertir: Requiere paciencia y tiempo. A medida que el proceso de inversión se
extienda en el plazo las probabilidades son mucho más favorables. Otro factor
que ayuda a la inversión es el interés compuesto lo que termina favoreciendo
sin duda a la generación de riqueza.
Apostar: Generalmente proporciona gratificación instantánea, pero los resultados pueden desaparecer tan rápidamente como llegaron.
Conocimiento:
Invertir: muchas veces es cultura general. Invertir ofrece la oportunidad de
aprender sobre diferentes industrias, empresas, países, factores geopolíticos,
etc. A medida que nos informamos y conocemos este mundo, pasamos a tener mayor
control sobre nuestras inversiones.
Apostar: a menudo implica confiar en la intuición que, aunque creamos mucho en ella, no deja de depender de la suerte lo que brinda menos control y gestión sobre los resultados a lo largo del tiempo.
Ganancias sostenibles
Invertir: Ofrece la oportunidad de ganancias sostenibles a lo largo del tiempo, construyendo
riqueza en forma gradual, proporcionando estabilidad y libertad financiera.
Apostar: las ganancias pueden desaparecer rápidamente y la pérdida total es una
posibilidad real.
La diversión y la
inmediatez son sin duda las dos características principales que llevan a las
personas a volcarse por las apuestas en lugar de invertir. Alguna vez Warren
Buffett (quien supo convertirse en el quinto millonario en el mundo gracias a
sus inversiones, y no a las apuestas) dijo: “Invertir debe ser tan aburrido
como sentarse en el patio a ver cómo crece el césped”.
¡Dicho así claro que suena
aburrido! Pero no hay necesidad de pararse en ese extremo, o mejor dicho, de
sentarse a ver cómo crece el pasto. Invertir también puede ser divertido.
En lugar de dejarse llevar
por la emoción del juego, explorar el mundo de las inversiones puede ser
apasionante y sobre todo educativo. Y también existe ese contacto con lo
cotidiano, con los hechos, con la realidad, que destacamos por ejemplo de las
apuestas deportivas. El hecho de que como inversores podamos ser dueños de una
pequeña porción de las empresas que nos rodean a diario, de las que somos
usuarios, invita a que nuestro conocimiento de los productos, el mercado donde
se desarrollan, los competidores, su futuro, todo pase a ser información que
nos puede hacer ganar dinero en tanto accionistas y no apostadores.
Si creemos en las energías
limpias, en la sustentabilidad, la inteligencia artificial, el biohacking, la
biotecnología, etc., podremos sumarnos a alguno o todos esos sectores como
inversores y beneficiarnos de sus resultados creando riqueza a largo plazo.
Riqueza que con el tiempo nos permitirán vivir de la manera que soñamos.
Y valernos de la
tecnología para tomar información sobre sucesos, nuevos productos y servicios,
noticias que afectan al sector o empresa en la cual invertimos, y todo aquello
que nos pueda representar una oportunidad para sumarnos a negocios en marcha
que ganan dinero haciendo lo que mejor saben hacer, sin apelar a la suerte ni a
las corazonadas.
Lo que somos hoy es el
resultado de las decisiones que tomamos en el pasado. Lo que queremos llegar a
ser, estará en función de las decisiones que tomemos hoy. Por más divertido e
inmediato que pueda parecer, dejar nuestro futuro ligado al azar tiene su
riesgo. Si aspiramos a la libertad financiera, o vivir con cierta autonomía, el
camino es el del inversor y debemos empezar a transitarlo hoy mismo.
Las plataformas de
apuestas online
Estas nuevas plataformas
que cada vez invaden más las pantallas, las camisetas de los clubes de futbol y
publicidades en redes sociales son aplicaciones sin restricciones horarias, que
por lo general ofrecen anonimato y reserva total de los apostadores. Para el
caso de los más jóvenes, e incluso menores en ciertos casos, utilizan distintas
estrategias para participar, ya sea mintiendo en la validación de la edad o
utilizando la identidad de algún adulto.
Por lo general comienzan
extrayendo dinero de sus billeteras virtuales (Mercado Pago, Ualá, etc.) y con
ello fondean sus plataformas de apuestas. Una vez ahí la oferta para apostar es
infinita, desde las mas variadas ligadas a las apuestas deportivas (incluyen a
todos los deportes) hasta las que se conocen en un casino por ejemplo.
Esto que empieza como un
juego inofensivo, y que permite poner muy poco dinero en juego lo que da en
principio la sensación de que podremos controlarlo fácilmente, con el tiempo
puede acabar convirtiéndose en una adicción.
Existen adicciones sin
sustancias, también conocidas como adicciones conductuales o comportamentales, que
son aquellas que no tienen una “sustancia física” asociada. Esto no lo hace
menos peligroso.
Según la OMS, la adicción
al juego se define como un trastorno caracterizado por la presencia de
frecuentes y reiterados episodios de participación en juegos de apuestas, los
cuales dominan la vida de las personas que lo padecen en perjuicio de sus valores
y obligaciones sociales, laborales, materiales y familiares. Esta conducta
persiste y a menudo incrementa a pesar de sus consecuencias sociales adversas
tales como la pérdida de dinero o el deterioro de las relaciones
interpersonales.
Puntualmente la adicción a las apuestas
deportivas ha aumentado en los últimos años y sobre todo entre la población
joven. Esto es el resultado de un cóctel explosivo que tiene entre sus factores
más influyentes:
- La evolución del tipo de apuesta: Apuestas
rápidas y “baratas”.
- Atracción que generan los deportes (sea
cual fuere tu deporte favorito vas a encontrar algo por qué apostar)
- Evolución de las tecnologías que facilitan
el acceso a las apuestas. Ya no es necesario ir a un lugar físico a apostar, se
puede hacer desde el celular, la tablet, en la comodidad del hogar y hasta en
la escuela, si, cada vez más se ven jóvenes apostando desde la escuela.
Para terminar
Apostar e Invertir son dos caminos que pueden
parecer similares a primera vista, pero que llevan a resultados financieros muy
diferentes.
De hecho, si lo que te atrae de las apuestas
es la adrenalina que te genera, te decimos que existen activos en los cuales se
puede invertir y que responden a personalidades que disfrutan del “viento en la
cara”, de la volatilidad y el riesgo. Todo eso sin que esté en juego la
posibilidad de perderlo todo, y con la ventaja de ser un partido que termina
cuando vos lo decidas y que permite plantear una estrategia pensada para ganar
sin depender del azar.
No te vamos a prohibir que “te juegues una
fichita”, eso sí, no lo hagas si estas en la escuela por favor. Te proponemos
en cambio que parte de ese dinero que destinabas a apuestas ahora lo tengas
bajo tu control, y te conviertas en el propio Director Técnico (DT) de tu
dinero para hacerlo crecer de forma constante. No se trata de ganar un
partido, sino de ir por el Campeonato.