Préstamos buenos vs Préstamos malos

 


Endeudarse es para muchos algo malo. “No duermo tranquilo sabiendo que le debo a alguien” se suele escuchar decir a quienes, tomar deuda, les genera dudas y stress.

Endeudarse no es en si mismo algo bueno o malo. Es una herramienta. Y como en muchas otras cosas en la vida, hay préstamos buenos y préstamos malos.

¿Cómo saber si el préstamo que estoy por sacar es un buen préstamo o un mal préstamo? Esperemos que el lector una vez terminado este artículo sea capaz de responder esta pregunta.

Para comenzar con la distinción entre deudas buenas y malas es necesario recurrir a las finanzas personales y sentar de antemano una buena base. Sobre ella construiremos después el análisis que nos permita definir la bondad o no de tomar deuda.

Esta base de la que hablamos refiere a definir lo que es un ACTIVO y un PASIVO. En todos nuestros artículos sobre educación financiera hacemos referencia a que ni siquiera en la facultad se enseña Finanzas Personales. Una muestra de ello es que uno sale de la facultad de Ciencias Económicas definiendo como ACTIVO todos los bienes y derechos de propiedad de un ente, en tanto que serán PASIVO todas las obligaciones a su cargo.

Para las Finanzas Personales en cambio, será ACTIVO todo aquello que hace ingresar dinero a nuestros bolsillos, y será PASIVO todo aquello que haga salir dinero de nuestros bolsillos.

Redefinir estos conceptos de ACTIVO y PASIVO de acuerdo con las Finanzas Personales será entonces la base fundamental para luego ser capaces de distinguir un préstamo bueno de un préstamo malo.

¿Y por qué decimos eso?

En línea con las Finanzas Personales, lo primero a evaluar antes de decidir si tomar o no un préstamo, es si aquello que se va a comprar con ese dinero prestado es un activo o un pasivo.

El ejemplo que siempre suele utilizarse, y no por viejo deja de ser útil a los fines educativos, es el caso del crédito que se toma para comprar un auto.

Tomar deuda para comprar un auto al que se le dará un uso familiar, por más lindo y útil que parezca, es tomar un PASIVO para comprar otro PASIVO. El auto, aun teniéndolo parado, genera gastos (seguro, patente, entre otros), y tal como explicamos en la nueva definición de pasivos, es pasivo todo aquello que hace salir dinero de nuestros bolsillos.

Si en cambio al auto lo utilizamos para nuestra actividad generadora de ingresos, por ejemplo si lo usamos para repartir los productos que vendemos o para movilizarnos por el servicio que brindamos, ahí si el auto será, por definición, un ACTIVO. Tomar un préstamo en este escenario será tomar un PASIVO para comprar un ACTIVO que nos ayudará a generar ingresos. Y esto como primer análisis, es algo a favor de tomar el préstamo.

Anotemos ya el primer tip: Utilicemos la deuda para comprar ACTIVOS.

 

Existe un concepto muy utilizado en las Finanzas Corporativas que es el APALANCAMIENTO FINANCIERO. Así se define al proceso de endeudamiento con el fin de obtener un mayor capital de inversión y mayor rentabilidad. Con el dinero prestado las empresas tendrán más para invertir. El nombre viene de utilizar la deuda como fuerza para hacer palanca y lograr un resultado mayor al que podría obtenerse usando como única fuerza, la propia.

Esto permite a las empresas poder incrementar sus ingresos por ventas con relación a los que podrían generar solo con capital propio.

Apalancarse no es algo que solo aplica a empresas. Los individuos, las familias, todos pueden apalancarse. La diferencia entre apalancamiento financiero y un crédito normal radica en el destino a dar al dinero tomado en préstamo. En el apalancamiento financiero el endeudamiento se produce con el único fin de obtener una rentabilidad mayor.  En el caso del crédito ordinario en cambio, el capital conseguido puede ser destinado a darse gustos o cubrir necesidades, sin que ninguno de estos destinos aporte rentabilidad alguna. Debemos ser capaces de cubrir nuestros gastos corrientes y nuestros gustos con capital propio, dejando al crédito, en principio, para la compra de ACTIVOS.

A cambio del préstamo obtenido deberemos pagar un interés por el capital prestado (más adelante veremos qué otros ítems además de la tasa de interés debemos conocer). Será muy importante para que el apalancamiento sea positivo, que la contribución que aporte a la rentabilidad sea mayor que el costo de endeudarse.  ¿Suena difícil? Veámoslo con un ejemplo: Supongamos que se toma un crédito por el cual pagamos una tasa del 20% nominal anual, y ponemos ese dinero en un plazo fijo en un banco que nos paga el 48% nominal anual, por el mismo plazo que dura el crédito. La rentabilidad obtenida por nuestra inversión es mayor que el costo de endeudarnos y esto resultará en un apalancamiento positivo que nos reportará grandes beneficios.

Otro ejemplo de apalancamiento positivo podría darse si alguien consigue obtener un préstamo otra vez al 20% nominal anual, y el contexto inflacionario supera a dicha tasa con un índice de precios al consumidor por encima del 20%. Si el préstamo no tiene cláusula de ajuste (CER, UVA) y el tomador tiene sus ingresos ligados a la evolución de los precios, acabará apalancándose, ya que la rentabilidad obtenida una vez más será superior al costo de endeudarse. En un contexto inflacionario, para quien puede trasladar a su ingreso el aumento de precios, la cuota a pagar por un préstamo sin ajuste será mes a mes cada vez mas chica en términos reales.

Es importante vincular la inflación con los créditos. En países con historias de inflación alta como es nuestro caso, la mayoría de las líneas de créditos vigentes tienen algún tipo de ajuste por inflación (caso créditos UVA por ejemplo). Si el ingreso del tomador del crédito no esta ligado a la evolución de los precios, un contexto de inflación alta puede poner en riesgo su equilibrio financiero. Y mucho más aun si el destino a darle al préstamo es la compra de un PASIVO y no de un ACTIVO de acuerdo con las definiciones vistas. Será entonces importante al momento de tomar un crédito con ajuste por inflación, saber que nuestro ingreso también este ligado al mismo índice de ajuste para así evitar descalces. Y una vez más, que el destino sea un ACTIVO.

Tomar deuda para comprar activos es muy importante pero no lo es todo. Hay otros puntos a tener en cuenta antes de pedir prestado y los iremos repasando uno a uno a continuación.

 

Cuando hablamos del concepto de apalancamiento financiero comparamos el retorno generado por el dinero tomado en préstamo, con la tasa de interés que nos cobran por prestar. A priori, si la rentabilidad que le sacamos al uso del dinero es mayor que la tasa que le pagamos al banco, estaríamos en presencia de un “préstamo bueno”.

Sigamos esta historia: Supongamos que el Banco AA nos ofrece un préstamo personal a la tasa del 40% nominal anual. Nosotros trabajamos en relación de dependencia y por lo general todos los años las paritarias nos ajustan los haberes a un valor similar a la inflación del año. Como la tasa del 40% esta por debajo de la inflación del periodo, consideramos que reúne las condiciones de “préstamo bueno” según vimos. Nos acercamos al banco y sacamos el crédito. Incluso sacamos un poco más de lo que en realidad necesitábamos porque no queremos dejar pasar esta “oportunidad”.

Todo marcha bien hasta que llega el momento de pagar la primera cuota y vemos que el monto debitado de nuestra cuenta representa un numero bastante mayor al esperado. No solo la cuota es mas alta de lo que esperábamos, sino que además probablemente será más alta que la inflación y, por lo tanto, superará al crecimiento de nuestro ingreso.

¿Qué fue lo que nos pasó? El error fue que al momento de decidir tomar el préstamo solo miramos el valor de la tasa de interés.

El error más común al tomar un crédito es poner el foco solo en la tasa de interés, sin considerar que existen otras variables que suman al costo total del dinero prestado como las comisiones, impuestos, gastos administrativos, paquetes de servicios, etc.

Por este motivo se recomienda siempre que al momento de solicitar un préstamo, se solicite a la entidad que nos informe el COSTO FINANCIERO TOTAL (CFT). El costo financiero total es el costo real del préstamo, expresado en términos porcentuales, que contemplará además de la tasa, todas las otras variables nombradas que, al momento de pagar las cuotas, se harán sentir.

Ese valor del Costo Financiero Total será el que debemos contrastar contra la inflación, la evolución de nuestro ingreso y la rentabilidad que aportará el destino a dar al dinero.

Merece la pena destacar que todas las entidades están obligadas por ley a aportar el dato del CFT a los clientes, así que si no lo encuentra expuesto en la pagina web de la entidad que sea, no tenga miedo o vergüenza en solicitar que por favor le aporten el dato.

Por lo general se suele exponer con la sigla CFT.

Conocer el concepto de CFT nos puede servir para comparar entre distintas entidades y así saber cuál entidad nos ofrece un crédito más económico.

Siguiendo con la historia planteada, otro error que cometimos además de no mirar el dato del CFT fue el hecho de pedir prestado un monto mayor al que en realidad necesitábamos. Pedir más de lo necesario implica pagar intereses también innecesarios.

 

Es clave antes de solicitar un préstamo además de comparar los CFT de las distintas entidades, leer detenidamente las condiciones del crédito. Existen entidades que permiten cancelar anticipadamente las cuotas, adelantando capital puro sin pagar intereses; mientras que otras imponen ciertas condiciones para el adelanto (comisiones, cantidad mínima de cuotas mayor a un número determinado, etc.). Tener la posibilidad de poder cancelar anticipadamente un crédito nos permite tener un mayor control de nuestras finanzas. Será uno de los datos a considerar dentro de las condiciones del préstamo.

Otro aspecto relevante a observar, que tiene que ver con la tasa, es si se trata de una tasa fija o variable. Acá nuevamente no evaluar con criterio las dos alternativas y guiarnos por el impulso nos puede llevar a cometer un error. Se asocia a la frase “Tasa Fija” como algo bueno, y “tasa variable” como algo malo. No siempre es así. La economía vive ciclos, la historia así lo demuestra, y cuando se está atravesando justo un ciclo de inflación y tasas elevadas (por lo general los Bancos Centrales elevan los tipos de interés para combatir la inflación), tomar un crédito a tasa fija a 5, 10 o 20 años, lo que hace es fijar para todo ese periodo, una tasa de referencia alta para un ciclo económico inflacionario y de altas tasas. Quizás cuando el ciclo siga su rumbo histórico y los valores empiecen a normalizarse, las tasas variables experimenten alguna baja en tanto que las fijas seguirán a esos valores altos prefijados.

Será importante considerar el momento del ciclo económico y el plazo del préstamo para saber qué tan “buena” es una tasa fija, y que tan mala una tasa “variable”. Una vez más, si el destino a dar al préstamo es la compra de un ACTIVO, nos preocuparemos menos si la tasa es fija o variable ya que seremos capaces de generar algún rendimiento. Si en cambio, el destino es un PASIVO, una tasa variable nos mantendrá intranquilos mientras la inflación siga creciendo, y una tasa fija nos dejará expuestos quizá a un costo alto aún cuando la curva del ciclo comience a ceder.

 

Antes de decidir sacar un préstamo debemos ser capaces de responder las siguientes preguntas:

 

¿El destino que voy a darle es la compra de un ACTIVO o de un PASIVO?

¿Qué importe exactamente necesito para no sacar de más?

¿Cuál es el Costo Financiero Total (CFT)? ¿Comparé con otras entidades?

El ritmo de crecimiento de mis ingresos, o la rentabilidad que le pienso dar a esos fondos, ¿superan a ese CFT?

¿La tasa es fija o variable?

¿El capital sufre algún tipo de ajuste por inflación?

 

Una vez respondidas todas estas preguntas seguramente estaremos en condiciones de saber si el préstamo que nos ofrecen es un préstamo “bueno” o un préstamo “malo”. Entendiendo que lo que es malo para uno puede ser bueno para otro, ya que depende de los ingresos de cada uno, la rentabilidad y el destino a dar a esos fondos.

 

El financiamiento con tarjeta de crédito suele ser una de las mayores dudas de muchos consumidores, y también el lugar donde se dan más cantidad de errores financieros. Tratamos el tema en un articulo hace un tiempo y dejamos el enlace para quien quiera echarle un vistazo (Artículo sobre los medios de pago).

 

Un país que gasta mas de lo que recauda se dice que tiene déficit fiscal. Para lograr el equilibrio, el país deberá tomar deuda o emitir moneda. Ambas conllevan sus riesgos asociados. Un individuo, una familia, una empresa, no tienen la posibilidad de emitir dinero, si las cuentas no cierran, y se gasta mas del ingreso, obligadamente se deberá recurrir a financiación. El problema aquí es que si se gasta más del ingreso, el préstamo obtenido viene a cubrir esa parte del gasto que no puede pagarse con fondos propios. Endeudarse para cubrir los gastos es, como dijimos, tomar PASIVO para comprar más PASIVO, y esto será un camino sin retorno hacia los problemas financieros. Ademas, piense de nuevo en el ejemplo de un país…si no tiene equilibrio en sus cuentas fiscales ¿a qué tipo de préstamo cree que puede acceder? ¿a uno bueno, o a uno malo?

Siempre el control sobre las finanzas se obtiene a partir del flujo, y este debe ser siempre positivo. Los ingresos deben superar a los gastos. Y cuantos más ACTIVOS seamos capaces de sumar, mejor será el saldo de nuestra cuenta fiscal. Va de nuevo, esto vale para un individuo, una familia, y para un país.

 

Robert Kiyosaki, autor de “Padre Rico, Padre Pobre”, habló sobre financiamiento y los beneficios del apalancamiento en su libro “Retírate joven y rico”.

Kiyosaki dice: “la deuda buena es la que te pone dinero en el bolsillo todos los meses, y la deuda mala es la que saca dinero de tus bolsillos todos los meses. Por ejemplo, la deuda de mis departamentos puestos en alquiler pone dinero en mi bolsillo todos los meses, y la deuda de mi residencia (mi hipoteca) me quita dinero del bolsillo todos los meses. El apalancamiento es poder, intenta reducir tu deuda mala, e incrementar tu deuda buena”.

 

Nuestro país nos dio sobrados ejemplos de préstamos malos que se tomaron, a lo largo de la historia, para comprar PASIVOS. Ese comportamiento financiero trae, junto con otras prácticas, el resultado de un país casi sin flujo como vemos hoy. Lo mismo aplica para nuestra economía individual o familiar, si no aprendemos a tomar deuda buena para comprar ACTIVOS, difícilmente logremos salir adelante y alcanzar la vida que soñamos.