La base de la fortuna
En el artículo de hoy quiero
abocarme a lo que para mí es el error más frecuente en las finanzas personales.
Por supuesto no solo voy a quedarme en la mera descripción del error, sino que
también expondré algunas ideas para darle solución.
El error más común que veo en las
finanzas personales es tener una definición equivocada del ahorro. Partir
de esta mala definición resultará en que los problemas financieros terminen
siendo crónicos e incluso cada vez más acentuados.
Les hablé sobre la definición de
ahorrar, voy a empezar como se debe entonces… por el diccionario. La Real
Academia Española define a ahorrar de la siguiente manera:
“Guardar dinero como previsión
para necesidades futuras. Evitar un gasto o consumo mayor”.
La segunda parte de esta
definición del ahorro me recuerda algo que a veces pasamos por alto, ahorrar
es evitar un gasto o consumo mayor. Muchas veces tentados por la inmensa
cantidad de ofertas que aparecen en todos lados, terminamos comprando por
impulso bienes o servicios que en realidad no necesitamos. Todos compramos algo
que tenemos ahí todavía sin utilizar.
Esto de evitar un consumo mayor me
llevó a pensar acerca de la diferencia entre “Tener dinero” y “Tener riqueza”.
Parecen conceptos similares pero no lo son, y saber distinguirlos es parte de
tener bien presente la definición del ahorro y ponerla en práctica.
El DINERO se ve. Es
visible. Cualquiera a simple vista puede identificar una persona que tiene
dinero. Lo podemos ver en su auto último modelo que va cambiando con mucha
frecuencia, en su lujosa casa y su estilo de vida cargado de ostentaciones. Sin
dudas que para llevar una vida de ese tipo es necesario tener dinero.
La RIQUEZA en cambio es
oculta y silenciosa, no se ve. Las personas ricas tienen la posibilidad de
comprar todo aquello que mencioné en el párrafo anterior. Pueden cambiar sus
vehículos con la frecuencia que deseen, pueden mudarse a una casa mas grande y
lujosa, y por supuesto pueden también elevar su estilo de vida y estructura de
gastos. Pueden… pero no lo hacen. Lo que sí hacen en cambio, es evitar
ese consumo mayor (ahorrar), colocándolo en activos que no son tan visibles
como los autos lujosos, pero reportan alguna rentabilidad, beneficio o interés.
Riqueza son los autos que no compraron, las casas que no adquirieron, y los
gastos innecesarios que no realizaron.
Esa riqueza se invertirá en
bienes raíces, activos financieros, en su propio negocio, etc. Todo aquello que
le reporte ingresos pasivos. Merece la pena recordar que ingresos pasivos son
aquellos ingresos que se obtienen sin que uno tenga que trabajar activamente
para obtenerlos. Un sueldo por trabajar en relación de dependencia, o los
honorarios cobrados como profesional independiente o el ingreso de un pequeño
comercio que necesita la presencia de su propio dueño al frente del mismo, son
ejemplos de ingresos activos. Como su nombre lo indica, se necesita el trabajo
activo para su generación.
Los ingresos pasivos se obtienen
de hacer trabajar a otros por nosotros. El dueño de una gran empresa tendrá
personas que trabajen para él haciendo que gane dinero, y por otro lado un
inversionista recibe también ingresos pasivos como empleador de su propio dinero,
poniéndolo a trabajar en activos financieros que generen alguna renta o
interés.
Una vez leí una frase que decía:
“De verdad hacía falta explicarle que, si gastas dinero para comprar cosas,
al final vas a tener las cosas pero no el dinero”. La frase se le atribuye
al asesor financiero de la cantante Rihanna quien estuvo a punto de declararse
en quiebra y demandar a su asesor.
Si bien parece una frase por
demás simple y que todo el mundo debería de conocer de antemano, en la práctica
sucede y mucho mas de lo que cree, que existen personas que gastan más de lo
que ganan. ¿Cómo puede suceder esto? Gracias a las tarjetas de crédito y al
endeudamiento. Las tarjetas de crédito y los préstamos permiten a uno comprar
sin tener que pagar en el momento con el ingreso de ese periodo. Y como dijimos
antes, el contexto nos pone frente a nuestros ojos una inmensa cantidad de
productos y servicios que “creemos necesitar”. Si a eso le sumamos los
descuentos que nos ofrecen, las promociones, las cuotas sin interés, el “Hot
Sale”, “Black Friday”, “Liquidación por cierre”, “2 x 1”, “descuentos en la
segunda unidad”, y así podría seguir, ante tantas tentaciones se hace muy
difícil dejar la tarjeta guardada en la billetera y no comprar por impulso. Hasta
llegamos a creer que necesitamos ese artículo… si, ese que tenemos ahí sin
utilizar todavía pero que compramos en muy cómodas cuotas.
Un uso inteligente de las
tarjetas de crédito vuelve a este instrumento una gran herramienta
financiera, pero es importante destacar que si no se es cuidadoso se corre muy
fácilmente el riesgo de terminar gastando más de lo que se gana. Pueden echarle
la culpa al asesor de Rihanna si lo desean, no se va a enterar.
A ver cuántos de ustedes pasaron
por una situación como esta que les voy a contar que “le pasó a un amigo 🙄”
Para verse y sentirse bien, este
amigo comenzó una dieta y el gimnasio a la vez. Una noche, al volver a su casa
cansado porque ese día había entrenado doble turno en el gimnasio, mi amigo
sintió que podía darse el gusto de premiarse pidiendo comida por fuera de la
dieta. El desgaste hecho ese día en el gimnasio merecía coronar la noche con un
gran banquete. Cada vez que se “mataba” en el gimnasio, a la noche se premiaba.
El ejercicio es como el dinero.
Riqueza significa renunciar a esas comilonas y quemar calorías netas. Es
difícil y requiere autocontrol, pero si se quiere realmente llegar al objetivo
deseado será necesario llevar un hábito de ahorrar pagándose a uno mismo
primero, y evitando caer en la tentación de los gastos por impulso.
No les pasó nunca que al recibir la noticia de un aumento de sueldo, se propusieron ahorrar más, y con el tiempo la tasa de ahorro siguió siendo la misma? El ingreso mayor solo se tradujo en un gasto mayor. Las calorías netas quemadas siguen siendo las mismas. Solo un cambio de hábito hará que un ingreso mayor resulte en un ahorro mayor.
Volviendo a la diferenciación
entre tener riqueza y tener dinero, la riqueza esta más asociada a la generación
de flujo de ingresos pasivos, en tanto que solo tener dinero (stock) puede
terminar en que sin una adecuada gestión del mismo, termine consumiéndose.
Vimos que ahorrar es consumir
menos. Veamos ahora cómo se relaciona esto con la primera parte de la
definición dada por la Real Academia, respecto a guardar dinero para
necesidades futuras.
¿Cómo guardamos dinero? ¿Cómo
ahorramos? Y acá les pido por favor que no se respondan en dónde ponen su
ahorro, o donde lo colocan a invertir. La pregunta refiere a Cómo debemos
ahorrar.
Para responder a estas preguntas
me voy a apoyar en otra definición del ahorro, esta vez no viene de la mano de
la Real Academia sino de las Finanzas Personales.
Las Finanzas Personales definen
al ahorro como esa suma que aparto primero una vez percibido mi ingreso,
para con lo que queda realizar los gastos.
Se trata de invertir la clásica
fórmula que definía al ahorro como aquello que queda de mi ingreso (si es que
algo queda) luego de pagar todos los gastos. La nueva definición pone al ahorro
en un lugar central.
Este ejercicio de comenzar a
pagarse a uno mismo primero, en una cuenta diferente a la que se percibe el
ingreso, los ayudará a generar un nuevo hábito de ahorrar, y por otro lado
evitará que caigan en gastos innecesarios dado que ya no contarán con la
totalidad del ingreso como para caer en la tentación.
Les propongo comenzar lo más
pronto posible, quienes no lo vienen haciendo, a apartar de su próximo ingreso
un porcentaje (puede ser el 10% como para comenzar) y destinarlo a una cuenta
diferente o a una inversión que conozcan. El resto de su ingreso les quedará
para sus consumos y gastos corrientes. El mes siguiente nuevamente realizarán
esta rutina de pagarse a si mismos ese porcentaje (en la medida que puedan un
porcentaje mayor mucho mejor) y así lo repetirán todos los meses. El tiempo y
el interés compuesto harán su trabajo generando un capital cada vez mayor que,
como la definición del ahorro decía, les permitirá consumir más a futuro, tener
un stock de seguridad como previsión y como me gusta decir a mi… alcanzar
nuestros objetivos de largo plazo.
Muchos me preguntan dónde
invertir. Siempre que escucho esa pregunta lo primero que se me viene a la
mente es repreguntar: ¿cómo ahorran? Y esto es así porque la mayoría de las
veces mejorar el hábito del ahorro acaba siendo la mejor inversión.
¿Cómo es eso? Se los explico con el siguiente supuesto:
Usted y yo tenemos el mismo
ingreso.
Yo soy un buen inversor. Todos
los años logro obtener un rendimiento promedio del 10% anual en dólares.
Usted es peor inversor que yo, ya
que solo logra alcanzar una tasa de rendimiento del 8% anual en dólares.
¿Coincidimos en que planteado así
yo soy mejor inversor que usted?
Agreguemos un supuesto más.
Yo tengo una capacidad de ahorrar
que es del 10% de mi ingreso.
Usted tiene una capacidad de
ahorro del 30% de su ingreso.
¿Quién cree que acabará teniendo
un capital mayor a lo largo del tiempo?
¿Recuerdan la vieja frase “el
ahorro es la base de la fortuna”?
Bueno… la mayor fortuna la
obtendrá usted. Y todo gracias a su mayor capacidad de ahorro.
Es por eso que insisto mucho en
generar un hábito de ahorrar, ya que si eso se logra repetir en el tiempo,
terminará siendo la mejor inversión, ponga donde ponga ese ahorro. Por supuesto
que después restará dar un salto más en la calidad de ese ahorro poniéndolo a
invertir en activos que generen un mejor retorno, con una exposición a riesgo
adecuada a su perfil, y que no pierda contra la inflación. Pero si el punto de
partida es pensar en esa inversión que nos hará ricos les digo… no hay arte de
magia en las inversiones, la clave es empezar por sentar buenas bases y esa
base es el ahorro. La base de la fortuna.
Darle al ahorro el lugar y la
importancia que merece es la mejor inversión que pueden hacer. Si no me creen,
pregúntenle a Rihanna.