Entrenar la mente para gastar menos

 


Desde niños el contexto nos invita a gastar. El cerebro comienza desde muy pequeños a entrenarse en el gasto a través de imágenes y mensajes.

A partir del momento en que te colocan por primera vez en el asiento del carrito de supermercado, comienzas a darte cuenta de que hay un suministro aparentemente infinito de golosinas y cosas maravillosas para consumir. Al principio, el único costo es un poco de capricho y llanto para obtener algunas de estas delicias. A medida que creces, haces la conexión entre esos pedazos de papel con caras y números y tus golosinas deseadas. El dinero no tiene otro valor que el placer que trae a través de lo que podemos comprar. Consumistas desde el momento cero.

Todos los días de su vida, estará expuesto a miles de mensajes publicitarios que comunican lo bien que se sentiría si solo cambiara parte de su dinero por un determinado producto o servicio. No hay lugar para escapar de esta fase del entrenamiento. Las invitaciones a consumir se presentarán cuando camine por la calle, cuando encienda la tele o la radio, al navegar por las redes sociales y hasta cuando lleva su celular al baño. Su cerebro sigue entrenando para gastar.

Los beneficios de gastar dinero son tangibles e inmediatos. Inmediatamente experimentamos sabores, diversión y la envidia de nuestros vecinos. ¡Es muy divertido estar con los grandes gastadores!  Estamos entrenados para gastar, no para ahorrar.

Imagina un mundo en el que llegas a encontrarte con tus amigos luego de haber comprado una casa por la que pagaste un precio bajo. Todos tus amigos te dan palmadas en la espalda y te dicen cosas como: "¿Cuánto paga de impuesto inmobiliario?" o "Con el dinero que te sobró, ¿lo vas a invertir en acciones, bonos o vas a comprar dólares?" o "¿Cómo hiciste para conseguir ese precio en esa zona?". Todos tus amigos sentirán intriga por los pasos dados para conseguir esa ganga y por cómo invertirás a largo plazo el dinero sobrante… Lo siento, esto no va a suceder. El cerebro esta entrenado para pensar en gastos más que en ahorro. Las preguntas de tus amigos estarán más vinculadas a si la nueva casa tiene pileta, quincho o parrilla seguramente.

¿Cómo se debe empezar a cambiar esta fuerza que lleva a pensar primero en el gasto, y entrenar el cerebro para poner al ahorro en primer lugar? Primero que nada debemos pensar en el propósito de ahorrar. Ahorrar no debe verse negativamente como la privación al disfrute actual, sino como el mecanismo necesario para poder llevar la vida que quiere, con quien quiere, donde quiere y por el tiempo que quiere. Con el control absoluto del tiempo y de su vida. ¿Le parece poca motivación para comenzar a ahorrar?

Entrenar nuestro cerebro para el ahorro no es fácil. Al igual que cuando niños, se debe comenzar con imágenes.

Primero, rodéate de mensajes sobre los beneficios de ahorrar. 

“La palabra se hizo carne y habitó entre nosotros” San Juan (1, 1-118). No, no estamos en misa ni en una clase de religión. Las palabras se hacen carne. Si nos pasamos la vida con frases del tipo “No puedo”, “No tengo tiempo”, “Algún día”, “El lunes empiezo”, “Cuando tenga dinero” no avanzaremos nunca. Quizás muchas de esas frases formen parte de la realidad de ese momento, pero si nos quedamos continuamente en esas palabras no cambiaremos nunca el futuro, y el futuro será en función de lo que hagamos hoy. Padre Rico, el personaje del libro “Padre rico, Padre pobre” de Robert Kiyosaki decía: “Escucha sus palabras y verás su futuro”. “La palabra que más destruye la vida” decía, “es la palabra mañana”. “Empezaré a invertir mañana”, “comenzaré la dieta y el ejercicio mañana”, y hasta “iré al médico mañana”.

Si quiere cambiar su realidad, y su futuro, empiece por cambiar sus palabras y definir metas positivas. Y por supuesto, cambie el mañana por HOY.

Coloque frases e imágenes en lugares donde las verá a lo largo del día. Algunas frases, como "Páguese a usted primero", "Deje de hacer que todos los demás sean ricos", o directamente la definición de sus metas, le ayudarán a recordar su nuevo compromiso con el ahorro y equilibrarán esos mensajes de gasto. Repasar cada tanto ejemplos de cómo el interés compuesto hace un efecto de bola de nieve con los ahorros suele ser un buen motivador también (si no tiene ejemplos pídanos).

Haga visible su “YO FUTURO” escribiendo una descripción detallada de cómo será su vida en unos años. Sueñe en grande e incluya sus actividades ideales para realizar en el futuro. Encuentre fotos de personas disfrutando de estas actividades y colóquelas en la casa y en el trabajo. Dedique unos minutos cada día a pensar en su YO FUTURO. Todo eso se hará carne créanos. Si no nos cree a nosotros, recuerde que lo dijo San Juan.

Segundo, desarrolle sus metas de ahorro. Debes tener objetivos tanto a corto como a largo plazo. A partir de ahí, puede elaborar una estrategia sobre cómo alcanzar esos objetivos. 

Por ejemplo, al definir un ahorro diario o semanal, usted puede tomar buenas decisiones de gasto a lo largo del día o semana con sus objetivos en mente. Coloque un recordatorio en su billetera o cartera para que sus necesidades de ahorro se conviertan en parte de cada decisión de gasto. Y en los tiempos de hoy en día, donde la billetera es el celular, quizás poner de fondo de pantalla algo que le recuerde el futuro que desea puede ser productivo. Utilice todas las señales visuales que se le ocurra como motivación.

Y ya que hablamos de gastos, les proponemos este tip para evitar las compras por impulso. Como dijimos al principio del artículo, hoy las invitaciones a gastar están hasta cuando uno va al baño. ¿Nunca compró nada desde el celular en ese lugar de la casa? ¿O desde la comodidad de la cama?

Todas las compras realizadas on line, ¿las compra por necesidad? ¿Fueron compras programadas? Todo aquello que compró solo porque la frase "Hot Sale" o "Black Friday" se lo mostraba, ¿era realmente algo necesario? No se mienta en las respuestas, no es necesario, nadie lo está escuchando. 

Un buen ejercicio que ayuda a filtrar las decisiones de compra por impulso es el que llamamos “Decido hoy, compro mañana”. Este ejercicio consiste en que cuando se nos presenta esa oportunidad de comprar algo que nos parece super necesario, importante, útil, hermoso y hasta económico, dejemos marcada hoy la decisión de comprar pero disparemos la compra mañana. Hoy la mayoría de las aplicaciones de compra online ofrecen la posibilidad de poner “me gusta” o guardar como “favorito” eso que tanto queremos y necesitamos. Marque entonces como favorito ese artículo, pero no lo compre hoy, la compra la deberá hacer el día siguiente.

Ese día siguiente es un día nuevo. Probablemente no se sienta igual que el día anterior, quizás la euforia por comprar ese articulo haya mermado, quizás después de todo no era todo lo necesario que creía ni lo hermoso que se veía. Ese impulso que existía el día anterior que lo llevaba a comprar ciegamente, quizás el día siguiente ya no esté. Tal vez otros acontecimientos o intereses vinieron a su mente recordándole que no estaba en condiciones de realizar ese gasto.

En conclusión, postergando un día la acción efectiva de comprar puede terminar filtrando una compra impulsiva de una verdaderamente necesaria. Porque si al día siguiente al fin y al cabo termina comprando, es porque la compra iba mucho mas allá de un impulso y seguramente reunía los requisitos de necesario y útil que cumplía de primer momento.

Una vez que haya decidido “entrenar su cerebro” y tomarse en serio el ahorro, considere trabajar con un planificador financiero. Ellos le ayudarán a desarrollar las metas de ahorro y una estrategia. Además, un profesional experimentado compartirá ideas sobre lo que ha ayudado a otros clientes a implementar con éxito un plan de ahorro. Reúnase regularmente para mantenerse encaminado.

La realidad es como un rio largo en el que se encuentra uno parado a orillas de uno de los lados. En la otra orilla están nuestros sueños. Tener un plan es un puente hacia esos sueños. Su esfuerzo debe ser que ese puente sea real ya que de esa manera sus sueños también lo serán. Si lo único que se hace es pararse de un lado del rio y soñar con la otra orilla, los sueños serán sueños por siempre. Primero haz que tu plan sea real y luego tus sueños serán realidad. Nada de esto es por arte de magia ni funcionará si lo dejas para mañana…comienza a construir tu puente HOY.