Mi primera inversión

Todos los primeros pasos son difíciles. No porque sean complejos en sí mismos, sino porque implican salir de lo conocido. La mente humana busca seguridad, previsibilidad, control. Y cuando algo es nuevo, como invertir por primera vez, el cerebro lo procesa como una posible amenaza, no como una oportunidad.

Por eso postergamos. Dudamos. Nos contamos historias para justificar la inacción: “todavía no es el momento”, “me falta aprender más”, “cuando tenga un poco más de plata empiezo”. En realidad, lo que hay detrás no es falta de recursos, sino el miedo natural que sentimos al entrar en un territorio donde no tenemos experiencia previa.

Pero si entendemos ese miedo como parte del proceso, no como una señal de que no debemos avanzar, podemos empezar a movernos igual. Porque el crecimiento personal, como el financiero, empieza siempre en la incomodidad.

En el mundo de las inversiones nos cuesta mucho dar ese primer paso. En Momentum lo vemos todo el tiempo. Gente que nos lee, que entiende, que comenta, nos escribe, se informa, y que incluso les explica a otros. Pero que todavía no invierte. ¿Qué está faltando?

Spoiler: No es dinero. Es confianza.

No hablamos de confianza en los mercados, tampoco en los bancos, ni en la plataformas tecnológicas. Estamos hablando de confianza en uno mismo. En salir de esos preconceptos de que invertir es para lo que saben mucho, o tienen mucho. Invertir es en realidad para los que quieren construir. Avanzar.

Empecemos por reconocer las barreras que detienen tu primera inversión.

Si creciste en Argentina, probablemente escuchaste alguna de estas frases:

-            La bolsa es como el casino

-            Es para los que tienen plata

-            Yo prefiero tener la plata donde la vea

-            A mi dejame tranquilo con los dólares, y en billetes físicos, nada de apps.

-            Te van a estafar

-            En este país no podés hacer nada

¿Conoces algunas más? Escribinos para seguir ampliando la lista. El caso es que así, sin darnos cuenta, fuimos heredando una colección de creencias limitantes que, más que protegernos, nos paralizan. La mayoría son el reflejo de historias de crisis, miedos transmitidos y experiencias de otros.

La falta de educación financiera potencia toda esa base de la que partimos. No tener un espacio en donde podamos aprender a contrarrestar estas creencias con las que venimos, nos lleva a crecer siempre con miedo a lo diferente en relación con el dinero. Pero estás acá, y este puede ser el espacio que necesites, así que vamos a avanzar con tu primera inversión.

Ahora bien, entender esto que nos pasa no es suficiente. Culpar a nuestra historia no nos sirve de mucho. Hace falta una nueva experiencia personal, porque uno no deja de tener miedo leyendo, uno empieza a confiar cuando actúa.

¿Qué pasa cuando haces tu primera inversión?

Lo que cambia no es solo la forma en que distribuís y gestionas tu dinero. Cambias vos.

De pronto, te vas a descubrir prestando atención a cosas que antes pasabas de largo. Tu mente de a poco va a empezar a pensar en términos de mediano y largo plazo, y no solo en la inmediatez. Sentis que no estás solo trabajando para gastar, sino que una parte de tu esfuerzo está construyendo algo para vos. Por eso hablamos de que invertir es construir. Y de esa construcción pueden surgir nuevos hábitos, nuevas historias y creencias que se van a comenzar a transmitir entre generaciones.

¿Cómo se da el primer paso?

Con poco, de verdad muy poco. Pero con intención. Y ahí está la clave.

No hace falta que entiendas todo desde el principio, nadie lo hace. Si esperas a ser un experto en la materia no empezas más. Es importante que elijas un instrumento de inversión que puedas entender mínimamente, que lo puedas seguir y que lo hagas con dinero que no necesitas mañana. Por eso el hábito inversor se genera de a poco y con muy poco dinero.

Etapa 1: Construcción del hábito y Fondo de Emergencia. El objetivo acá es que logres reservar de manera sistemática un porcentaje mensual de tus ingresos, inmediatamente después de percibirlo, y lo destines a una cuenta de inversión separada de la cuenta donde cobras.

Con esos fondos vas a ir formando un Fondo de Emergencia, o como le solemos decir, ese “por si pasa algo”. No se empieza a invertir si no se cuenta con un colchón para atender emergencias. Dado que el fondo para emergencias debe ser líquido y reservar valor, con esos fondos se podría distribuir entre comprar dólares y un Fondo de Inversión en pesos que pague tasa de interés (conocidos como Fondos Money Market).

De a poco vas a ir formando ese fondo de emergencia, y algo más importante, formando el hábito de pagarte a vos mismo primero todos los meses una porción de tu ingreso.

Duración de esta etapa: de 3 a 6 meses, dependiendo del tamaño que se quiera formar el fondo de emergencia. Como ya te estarás dando cuenta, ser Inversor no es algo en lo que te convertís de la noche a la mañana, se requiere paciencia, decisión, pero sobre todo: hábito.

Si ya contas con un fondo de emergencia para eventos inesperados, esos que siempre surgen, podes pasar directamente a la Etapa 2. Pero recordá que formar el hábito es acá el punto más importante.

Etapa 2: Introducción a la Inversión con diversificación básica. Acá vas a seguir con el hábito saludable de pagarte a vos mismo primero, pero ya con un destino a invertir en instrumentos de riesgo bajo o moderado. De a poco.

Puede ser un Fondo Común de Inversión conservador, un Cedear de una compañía que conozcas y te gusta lo que hace, o un bono a tasa de interés de corto plazo. Lo que sea. Pero comenzar. ¿Ya te perdiste con esos conceptos? Te contamos de manera simple y rápida:

Un Fondo Común de Inversión conservador es algo así como tener una caja de ahorro pero que te remunera todos los días. O dicho de otra manera, es como tener un plazo fijo pero que te permita sacar tu dinero cuando quieras, y no esperar 30 días. Lo podés hacer en el banco con el que operas, o en cualquier app de las distintas sociedades de bolsa (Alyc/Broker, o como lo hayas escuchado nombrar).

Los Cedears (certificados de depósitos argentinos) son la posibilidad de invertir en pesos y desde Argentina, en las principales compañías del mundo que cotizan en la Bolsa de EEUU. Es como comprar acciones extranjeras, pero haciéndolo localmente, en pesos y con muy poco capital. ¿Por qué invertir en ellas? Porque a mediano largo plazo la bolsa de Estados Unidos ha demostrado tener un desempeño mucho mejor que las inversiones más tradicionales. Te cuento además que puede ser divertido. Empresas como: Apple, Coca Cola, Tesla, Amazon, Meta, Microsoft, Nvidia, Pfizer, Disney, entre muchas otras, son algunos ejemplos de Cedears que podés comenzar a incorporar. Si supieras el precio de algunas de estas acciones te sorprenderías.

Los Bonos a tasa, de corto plazo, son la alternativa al plazo fijo que ofrece un mejor rendimiento e igual riesgo. Son instrumentos que emite el Estado, con vencimientos a 30, 60, 90 días, por ejemplo, con tasas que superan a lo que paga un banco por sus depósitos a plazo fijo.

Estos bonos puntuales reciben el nombre de Letras Capitalizables (Lecap). Las podés comprar desde tu banco o de la app de inversión.

Duración: de 6 a 12 meses. Destinar lo que te pagas a vos mismo a comprar de a poco estos activos que te fuimos nombrando. Tan de a poco de modo que no te altere tu día a día, ni te quite el sueño.

Etapa 3: Planificación de largo plazo. En esta etapa el objetivo es construir una cartera equilibrada que busque generar riqueza y aumentar el patrimonio.

Para eso habrá que ir incorporando mes a mes distintos tipos de activos de acuerdo con un plan de inversión. Se sumarán a los antes mencionados, acciones argentinas, otros instrumentos de deuda como las Obligaciones Negociables o Títulos públicos a plazos más largos, inmuebles en el caso que se alcance, etc.

La formación es clave en esta etapa. Es la fase de consolidación como inversores, y para eso habrá que conocer las estrategias que existen a la hora de armar una cartera de inversiones y gestionarla a lo largo del tiempo. Tu tiempo disponible, y tu gusto personal por las finanzas, dirán si el tipo de gestión que llevarás sobre tu capital es de tipo activo, es decir, te formarás para tomar tus propias decisiones y ejecutarlas. O si adoptarás una estrategia pasiva, apoyándote en la figura de un asesor o coach financiero.

Duración de esta etapa: 12 meses en adelante.

Como veras, esto que empezó siendo una lectura para tu primera inversión, se terminó convirtiendo en un plan de inversión que busca ordenarte financieramente y generar riqueza de forma sostenida.

Lo más difícil de este plan no es el conocimiento necesario, ni la ejecución del mismo, ni el capital requerido. La clave es el primer paso, lo que más cuesta. Y no subestimes el valor de tu primera inversión, porque seguramente esa decisión, que parece insignificante, es la que te cambia la relación con el dinero para siempre.

Invertir no es solo para los que tienen mucho, ni para los que les gustan los números y saben de estos temas. Invertir es para quienes quieren construir algo de sus vidas. Este plan no busca resultados mágicos ni inmediatos, sino crear inversores donde antes había ahorristas frustrados. Y eso, si se hace bien, puede cambiar vidas. No te lo decimos como asesores que somos, te lo decimos como personas que ya pasamos por ahí, que también dudamos, tuvimos miedo, pero que un día lo hicimos.

Se comienza con una primera inversión.  Pero que no quede en una promesa de campaña del estilo: “si, tengo que hacer algo”, “voy a empezar”, o “el lunes empiezo”. Empecemos hoy mismo, por ejemplo, por abrir tu cuenta de inversión. ¿Te ayudamos?