La cartera óptima

 

Qué hacer con los ahorros en Argentina no es tarea fácil. Inflación, dólar, inestabilidad política, son algunas de las cosas que siempre atentan contra el inversor local y la difícil tarea de proteger su capital e incrementarlo.

Esta nota tiene como propósito darte una ayuda en ese sentido. Para eso vamos a analizar los últimos 10 años y descubrir cuál hubiese sido la cartera ideal de inversión para maximizar nuestros ahorros. Nos basaremos en datos y rendimientos reales de los instrumentos de inversión a los que se pueden acceder desde Argentina, y con este análisis arribar a una conclusión que permita extraer herramientas prácticas para el futuro.

Invertir en Argentina durante la última década fue todo un desafío. Entre 2015 y 2025 tuvimos devaluaciones masivas, inflación altísima y mercados que vivieron alzas enormes y caídas abruptas. A todo eso se le sumó cambios políticos y una pandemia. Argentina parece ser terreno complicado para las inversiones si uno lo presenta así, pero acompañanos que vas a ver cómo te vas a ir de acá con ideas concretas para tus ahorros.

Trabajo realizado

Lo que hicimos fue buscar cuál sería la combinación de activos que habría dado la mayor rentabilidad esos 10 años. A esa cartera le llamaremos Cartera Óptima, y la compararemos con las inversiones más tradicionales en Argentina.

Antes de entrar en las carteras, veamos cómo les fue a los principales instrumentos accesibles para un inversor argentino en esta década turbulenta. La siguiente tabla resume el rendimiento acumulado total desde marzo 2015 hasta marzo 2025 de cada activo, así como cuánto habría acumulado en pesos una inversión inicial de $100:

Activo (mar’2015 – mar’2025)

Rendimiento acumulado aproximado en %

Valor final de $100 inicial

Acciones Argentinas (S&P Merval)

29.500%

$29.600

CEDEARs

26.000%

$26.100

Bonos soberanos AR (en USD)

1.200%

$1.300

Dólar oficial

12.000%

$12.100

Plazo fijo tradicional (ARS)

5.400%

$5.500

Cartera Óptima (máxima rentabilidad)

34.600%

$34.700

Cartera Diversificada Defensiva

21.500%

$21.600

Inflación

11.500%

Como se observa, las acciones argentinas (Merval) fueron el activo individual más rentable en pesos para ese período: aproximadamente +29.500% acumulado, multiplicando por 296 veces el capital inicial. Le siguen muy de cerca los CEDEARs, certificados en pesos de acciones extranjeras, con unos 26.000%. En el otro extremo, el plazo fijo tradicional en pesos rindió cerca de +5.400%, es decir, multiplicó el capital por 55 veces en diez años, muy por debajo de la devaluación del peso y la inflación.

El dólar oficial, por su parte, pasó de $8,8 a $1.090 en el período, para un rendimiento acumulado de alrededor de 12.000% (unas 124 veces, alineado con la pérdida de poder adquisitivo del peso). Los bonos soberanos tuvieron resultados muy dispares, los primeros años sufrieron caídas fuertísimas mientras que este último tiempo experimentaron una gran recuperación.

Si miramos entonces los activos individualmente podríamos decir que una cartera integrada un 100% por acciones argentinas sería la que mayor ganancia reporte. Sin duda que tuvo una rentabilidad muy alta en todo el período, pero si analizamos las posibles combinaciones de instrumentos nos vamos a encontrar con que una combinación entre Acciones Argentinas y Cedears en un 50% y 50% habría dado una rentabilidad aún mayor alcanzando un 34.600%. Esto se explica en que las acciones locales y las extranjeras tuvieron años de liderazgo alternados, sumado a que los cedears tienen la variable dólar a su favor, y esta combinación permitió capturar ganancias en ambos casos, lo mejor de los dos mundos digamos. Es así que en el cuadro llamamos Cartera Óptima a la integrada por Cedears y Acciones Argentinas en partes iguales.

Claramente los últimos 10 años una estrategia ganadora fue concentrar la cartera en renta variable, ya sea local, extranjera o un mix. Entendemos también que este análisis lo estamos haciendo para un inversor argentino que por lo general no tiene una formación en educación financiera, y que por lo general siempre ha preferido instrumentos más conservadores a la hora de invertir. Es por eso que pensamos otra cartera para someter a análisis, a la que le vamos a sumar algo de ponderación en plazo fijo para atenuar un poco más el riesgo y también para objetivos de más corto plazo que deban ser atendidos con ese instrumento. A esta cartera le llamaremos Cartera Defensiva, y estará compuesta por Acciones Argentinas (40%), Cedears (30%) y plazo fijo (30%).

Algunas conclusiones

La cartera más rentable de la última década habría sido la que esta compuesta en partes iguales por Acciones y Cedears (Cartera Óptima). El segundo lugar lo ocuparía invertir el 100% del capital en acciones argentinas, algo que a priori suena muy riesgoso, y el tercer lugar en el podio lo ocupa la Cartera Defensiva integrada por Acciones Argentinas, Cedears y Plazo Fijo.

Lo que te queremos mostrar con esto es que estar en el podio muchas veces implica tolerar la volatilidad de ciertas inversiones, como es el caso de la renta variable. Pero a esa volatilidad se la puede atenuar un poco incorporando instrumentos conservadores como el plazo fijo, letras, cauciones, etc., que si bien reducen un poco la rentabilidad final, aportan y mucho a la tranquilidad del inversor local a la hora de irse a dormir por las noches.

La cartera óptima se diferencia de la defensiva en la volatilidad y exposición a caídas pronunciadas. La óptima llegó a tener 4 años con ganancias muy superiores al 100% (2017,2022, 2023 y 2024), pero también supo pasar momentos de desplome como lo fue en agosto de 2019 tras las PASO. La cartera defensiva busco tener una curva de crecimiento mas estable que si bien resignó ganancias en los años muy alcistas, pudo evitar pérdidas severas en los bajistas.

Otro dato no menor es que tanto la cartera óptima como la defensiva arrollaron al dólar y al plazo fijo en el período analizado, y también al dato de inflación de la última década.

El valor de diversificar

El análisis de la experiencia 2015-2025 deja lecciones contundentes para el inversor argentino. Por un lado, tomar algo de riesgo rindió frutos extraordinarios muy por encima de refugiarse en el dólar o en instrumentos a tasa, así como para ganarle a la inflación. Diversificar es algo más que poner los huevos en distintas canastas que es algo que suele verse como una estrategia defensiva. Si un inversor no se obliga a diversificar, quizás nunca hubiese invertido en instrumentos de renta variable como las acciones locales y los Cedears. Y como pudimos ver, no haberlo hecho nos hubiese sacado del podio y el objetivo de proteger el capital hubiese quedado lejos (ni hablar el de incrementarlo).

Ser conservador con todo el capital es como su palabra lo indica: CONSERVAR. Y como pudimos ver, los instrumentos conservadores estuvieron muy lejos de conservar con los eventos que en Argentina cada tanto estamos acostumbrados a enfrentar. Si queremos aspirar a más, realmente proteger nuestro capital e incrementarlo para alcanzar nuestros objetivos, será necesario que nos amiguemos verdaderamente con el concepto de diversificación y los instrumentos de inversión que mejor desempeño han mostrado a lo largo de la historia.

Las inversiones en la bolsa tienden a cubrirnos de la inflación porque las empresas cotizantes ajustan sus precios, ingresos y activos al contexto inflacionario. En economías como la argentina, donde la inflación suele ser estructuralmente alta, las compañías suelen ajustar sus precios reflejando esa dinámica en sus cotizaciones.

A lo largo del tiempo, el mercado accionario argentino ha demostrado ser una herramienta eficaz para resguardar el poder adquisitivo, especialmente frente a los instrumentos más tradicionales que siempre quedan rezagados. Y si a eso le sumamos activos con cobertura cambiaria como los cedears, y en menor medida activos conservadores para atender los objetivos de corto plazo, nos beneficiaremos de los aportes de una buena diversificación y dormiremos tranquilos.

Invertir en renta variable tiene sus riesgos, pero no hay peor riesgo que el de quedarse cortos y no alcanzar los objetivos por haber sido extremadamente conservadores con nuestras inversiones. Ese riesgo de quedarse cortos es silencioso y solo se manifiesta al final, cuando quizás ya no hay vuelta atrás. Si nuestros objetivos realmente valen la pena ya vimos lo que tenemos que hacer: Diversificar para ganar.