Invertir en uno mismo

Hoy te traemos la fórmula para invertir en uno mismo. No te asustes si no te llevas bien con las matemáticas porque es una formula sencilla. Sin más vueltas, te la presentamos:

Invertir en uno mismo = Pasión + Talento + Mercado

 

Para poner en práctica esta fórmula no necesitas calculadora ni abrir el Excel, solo necesitas contestarte vos mismo estas tres preguntas:

1-       ¿Qué me apasiona? (por ejemplo cocinar, diseñar ropa)

2-       ¿Qué me apasiona y además hago bien? (por ejemplo si tus tortas son las primeras en desaparecer en los cumples, tus pizzas son las favoritas de tus amigos, o muchos te piden esas remeras locas que diseñas)

3-       Eso que me apasiona y hago bien: ¿Tiene mercado? (siguiendo con el ejemplo, ¿hay gente dispuesta a pagar por esas tortas, las pizzas o la ropa que diseñas?)

Si encontras respuesta a esas tres preguntas y si sobre todo la última la respondes con un “SI”, todos los recursos que destines ahí será siempre una INVERSIÓN y no un gasto. 

Lo más difícil de esta definición de invertir en uno mismo pasa por dos obstáculos (o bloqueos) que no nos dejan avanzar. Uno de ellos pasa por conocerse bien uno mismo y descubrir qué es eso que verdaderamente nos apasiona y hacemos bien. Y si encima hay gente dispuesta a pagar por ello, es que ese superpoder que tenes tiene mercado. Para superar ese primer obstáculo es necesario pensarnos, analizar cada una de nuestras pasiones, y ser lo más objetivos posibles a la hora de definir qué tan bien lo hacemos. Porque puede pasar que algo nos apasione pero no nos salga del todo bien. En lo personal, me apasiona el tenis pero estoy bastante lejos de ser Nadal.

Y por supuesto es fundamental que la respuesta a la pregunta 3 lleve un sí como respuesta. Porque tal vez me apasione dibujar flores, y hasta quizás me salgan muy bien. Pero si no hay gente dispuesta a pagar por mis dibujos estaremos en presencia de un hobbie más que de una inversión que pueda ser rentable.

El segundo obstáculo pasa por animarse. Nos puede pasar que identificamos eso que nos apasiona, que hacemos bien y que además tiene mercado, pero nos tiramos a menos nosotros mismos creyendo que no tendremos lugar en ese mercado y no nos animamos a dar a conocer nuestra pasión. Es como si realmente contáramos con un superpoder y lo mantengamos en secreto en lugar de ponerlo al servicio de la comunidad. Así como el tío del hombre araña le supo decir a Peter Parker: “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”, bueno, lo mismo pasa con vos. Si tenes esa pasión que disfrutas tanto, que te sale bien y que hay gente que disfrutaría de conocerla, no te lo guardes. Tenes la responsabilidad de darlo a conocer y quién te dice termine siendo esa mina de oro que te permita vivir el día de mañana gracias a convertir lo que amas en tu propio emprendimiento.

Pongamos la idea en un ejemplo. Supongamos por un momento que tu pasión es hacer dulces. Cada vez que te juntas con tus amigos tus tortas y postres son las primeras en acabarse. Todos te piden para sus propios eventos, cumpleaños de sus hijos, etc. ¿Por qué no llevar eso al próximo nivel? Podes aprender a perfeccionar distintas técnicas, capacitarte en la decoración, crear una página para mostrar tus creaciones y donde la gente pueda conocerte y contratar tus servicios. Hoy las redes pueden ser la vidriera de tu local sin incurrir en costos fijos. En el mundo de hoy, la clave es no pelear contra la tecnología sino usarla a tu favor porque gracias a las redes y utilizándolas de forma creativa estarás multiplicando el valor de tu talento.

Si hay pasión, talento y mercado, todo lo que destines ahí será siempre una inversión y no un gasto. Cada capacitación que tomes, sea un curso de pastelería, uno de manejo de redes o uno de fotografía, será siempre una inversión y nunca un gasto porque estará agregando valor a lo que haces. Y de esa manera, al sumar valor a tu producto o servicio, te estarás mostrando mejor ante tus clientes, diferenciándote de la competencia y hasta en algún punto podrás trasladar a precios toda esa exclusividad. Porque tu producto o servicio va a valer más.

Y si algún día te cansas de hacer dulces, la habilidad de haber aprendido a emprender y promocionarte ya será una inversión que te queda y podés aplicar en otro proyecto. Porque en definitiva es valor que estas agregando en vos como persona, literalmente inversión en uno mismo.

Por supuesto que invertir en uno mismo no significa dejar todos tus ahorros en cursos caros que después no aplicas. Habrá que ser selectivos, perfeccionar aquello que puede aportar más y todo eso implica conocerse bien. Y cuando uno empieza debe comenzar por utilizar aquelles opciones más económicas que existen. Seguramente las hay accesibles y hasta gratis. En el ejemplo de capacitarte para mostrar y promocionar tu producto o servicio, quizás puedas apelar a tutoriales gratuitos que te sirvan para dar esos primeros pasos generando tu propio contenido, tus propios videos y fotografías, hasta valiéndote de la IA para que te aporte ideas creativas para publicar.

Hoy en día la inteligencia artificial esta igualando muchas ofertas. Muchos productos o servicios que se ofrecen por medios tecnológicos parecen estar cortados todos por la misma tijera y es una tendencia que parece acrecentarse con los avances tecnológicos. La exclusividad, la diferenciación respecto de la competencia, creemos que va a pasar por las “habilidades blandas”. ¿De qué se trata? Son aquellas capacidades que tienen que ver con cómo te relacionás con otras personas y con vos mismo. No son técnicas ni habilidades específicas de una profesión, como saber programar o manejar una máquina, sino más bien actitudes y comportamientos que te hacen más efectivo en el trabajo y en la vida. La empatía, la inteligencia emocional, la comunicación efectiva, son algunos ejemplos de habilidades blandas que todos debemos potenciar si queremos que nuestra pasión llegue a lugares donde la competencia no va a llegar. Escuchar con empatía a un potencial cliente y que este sienta que no le estamos vendiendo un “producto enlatado” (el mismo para todos), sino que estamos pensando en él y en sus necesidades, lo llevará a elegirnos y adoptarnos fielmente. Y todo eso se puede lograr independientemente del producto o servicio que se ofrezca, porque pasa por la imagen que queremos dar, el trato al iniciar un contacto, la empatía, el preocuparse por si la experiencia del cliente fue como lo pensaba, y todo con un sentido humano y cálido que la IA todavía no ha conseguido desarrollar.

Por todo esto que te contamos es que creemos que Invertir en uno mismo no pasa únicamente por estudiar, elegir una carrera formal de esas que ponían contentos a nuestros padres o abuelos, y que requería pasar muchos años de estudio. Por supuesto que todo eso está muy bien, siempre que lo vivas con alegría y no como una carga. Hoy te presentamos lo que para nosotros es la fórmula para invertir en uno mismo y que por supuesto requiere capacitarse, pero no en cualquier cosa, sino en tu pasión y tu talento.

Creenos que cuando uno se perfecciona en aquello que le apasiona se vive muy diferente, y si esa pasión te permite vivir será una forma más de Libertad Financiera.

Y si eso que te apasiona y tiene mercado no te alcanza para vivir, al menos comenzará siendo un hobbie rentado, que si verdaderamente te apasiona no será nunca una carga ni lo vivirás como un “trabajo pesado”.

Ahora que ya conoces nuestra idea sobre invertir en uno mismo, tomate unos minutos y volvé a leer las tres preguntas que te dejamos al principio. Contestalas con objetividad y una vez respondidas aplicalas en la cancha. Eso sí, si coincide con nuestro ejemplo de la pastelería nos ofrecemos como control de calidad.