Estafas disfrazadas de inversiones


Te llama un amigo con una noticia que no puede esperar y su tono de voz así te lo hace saber. Lo que tiene para proponerte es ingresar a una inversión que es una oportunidad increíble de ganar mucho más dinero que con cualquier otra opción. El ya viene participando de dicha inversión obteniendo una rentabilidad en dólares que en otra cosa no se consigue, y hasta puso a prueba la inversión, ¿de qué manera?, haciendo distintos retiros y tomando ganancias para ver si efectivamente era un negocio real, y así fue. Como buen amigo, no quiere disfrutar solo de este beneficio y te invita, de buena fe, a sumarte.

Suena increíble, tu amigo no te va a engañar y además puso a prueba la solvencia de dicha inversión, es por ello que sin dudarlo te sumas.

Cuando algo parece muy bueno, pero demasiado bueno, y te hace ganar una rentabilidad exagerada: DUDA. En el mercado las cosas con el tiempo valen lo que tienen que valer. Por lo general la mayoría de los instrumentos de inversión correlacionan hacia un rendimiento promedio, y cuando hay algo que se sale por mucho de esa media sospecha. No es que tu amigo te esté engañando, quizás él también este siendo víctima de una estafa.

A este tipo de estafas se les suele llamar PIRAMIDAL, porque la estructura que termina dibujando tiene forma de pirámide. Los únicos que ganan en este formato son lo que están en la cima, mientras que los de abajo tarde o temprano terminarán perdiendo. ¿Por qué? Porque la clave en este fraude está en que los “inversores” no ganan dinero producto de una inversión genuina, real, sino que lo hacen con el dinero que aportan las nuevas personas que van ingresando a la pirámide.

Vamos a verlo con un ejemplo:

Un estafador, al que llamaremos A, comienza el esquema y convence a dos personas (B y C) de que inviertan U$S1.000 cada una, y les promete que en un mes tendrán el doble de su inversión.

Para poder cumplir con esa promesa, se le pide a B y C que tienen que traer más personas al negocio. Y así es como cada uno convence a dos amigos (D, E, F y G) de que también inviertan U$S1.000 cada uno.

En este punto, A puede devolver los U$S2.000 que les prometió a B y C. Todos resultan contentos, el sistema parece ser real y seguro, y tanto B como C darán testimonio de haber probado sacar el dinero sin problemas, tal como te comentó tu amigo.

El boca en boca seguirá haciendo que el esquema se expanda. Cada uno de los nuevos ingresantes, confiados en que el sistema funciona y fue probado, acerca a cada vez más ahorristas a este “gran negocio” en el que todos ganan.

El problema llega cuando la pirámide no puede seguir creciendo porque, para que todos ganen, necesitarían una cantidad infinita de nuevos inversores que continúen aportando para que el resto de la pirámide pueda sacar. Llegado a ese punto, los que están en la base pierden todo su dinero.

La verdad es que resulta imposible que todos ganen porque no hay un negocio real detrás, solo están usando el dinero de nuevos participantes para pagar a los anteriores.

 

¿Y qué es un esquema Ponzi?

El nombre “Ponzi” proviene de “Charles Ponzi”, un famoso estafador de los años 20, que creó un esquema basado en una idea similar a la estafa piramidal. La diferencia con el caso anterior radica en que el esquema Ponzi no pide a los nuevos inversores que recluten a su vez a nuevos miembros. Ponzi prometía a sus víctimas grandes rentabilidades por invertir en algo que por ese entonces tenía valor (cupones postales). Pero las ganancias no resultaron ser reales y terminó usando el dinero de nuevos inversores para pagar a los primeros y, de esa manera, mantener la apariencia de negocio exitoso. Hoy muchos de estos esquemas utilizan el furor por las criptomonedas para captar inversores deseosos de grandes retornos.

 

¿Por qué fracasan estos esquemas?

Volviendo al ejemplo, cuando ya no hay suficientes nuevos participantes para ingresar dinero a la pirámide, el sistema se desploma. Al principio, los primeros inversores pueden recibir su "retorno", pero quienes entran más tarde (que suelen ser la gran mayoría) no reciben nada y pierden toda su inversión. Al no haber un negocio real detrás, los esquemas piramidales y Ponzi son insostenibles a largo plazo.

Un caso famoso de colapso fue el de *Bernard Madoff*, quien logró estafar a miles de personas en un esquema Ponzi que se mantuvo activo durante décadas. Sin embargo, como en todos estos esquemas, la verdad salió a la luz y muchos de sus inversores, incluidos bancos y personas con mucho dinero, lo perdieron todo.

El dinero que se pierde con estos esquemas no vuelve a recuperarse toda vez que no resultan ser inversiones registradas o reguladas por algún organismo de control, algo que sí sucede con las inversiones en el mercado de capitales por ejemplo. Y otra cosa no menor que suele pasar con estas estafas, es que mucha gente de buena fe termina arrastrando a amigos y familiares a un “negocio” que, sin saberlo, acabará con los ahorros de todos.

Es muy tentador pensar que podemos hacer crecer nuestro dinero rápidamente y a tasas muy altas. Sobre todo como se vive por estos días, en donde la inmediatez y el corto plazo ocupan el primer puesto de nuestros requerimientos. Pero por más prometedor que esos negocios resulten, debemos saber que se pueden terminar pagando muy caro. Y seguramente lo vas a terminar pagando caro, con la pérdida de todos tus ahorros y sin la posibilidad de hacer nada para recuperarlos.

Por eso, si realmente queremos hacer crecer nuestro dinero de manera sostenida y segura a lo largo del tiempo, tendremos que buscar siempre inversiones registradas y transparentes, con organismos de control encargados de regular todos los instrumentos y a los distintos actores del mercado.

Aunque los retornos no sean tan rápidos o elevados como los que prometen algunos esquemas, al menos sabremos que nuestro dinero estará siempre respaldado por algo real y no por un castillo de naipes.

Por un lado tenemos al mundo de las apuestas online que afecta a los más chicos, y por otro lado a los esquemas piramidales que juegan con la necesidad y el desconocimiento de la gente. Que todo esto vaya ganando lugar habla de la falta de educación financiera que tenemos y la necesidad de llegar cada vez más con el mensaje de que invertir no depende del azar ni tiene que ver con estafas, invertir es definir estrategias para generar riqueza y hacer crecer nuestro patrimonio con el paso del tiempo. Y en esas ultimas cuatro palabras esta la clave de la verdadera inversión: El paso del tiempo.