Cita con la realidad

 


“Tu éxito como inversor estará determinado por cómo respondas a los breves instantes de terror; no a los años yendo con el piloto automático”.

La frase corresponde a Morgan Housel, experto en Finanzas Conductuales, analista económico, y por años, el columnista más leído del Wall Street Journal.

Housel compara al buen inversor con un buen piloto de avión, al decir que el trabajo de este último puede ser de horas y horas de aburrimiento interrumpidas por instantes de puro terror. Cómo sea capaz de manejar el pánico determinará si es o no un buen piloto.

Por otra parte, a Napoleón se le atribuye la siguiente frase:

“Un genio es el hombre capaz de actuar con normalidad cuando el resto de las personas de su alrededor se están volviendo locas”.

En las inversiones, los sucesos extremos suelen determinarlo todo.

 

Comenzamos con estas citas de Housel y Napoleón que vienen muy bien para el contexto actual.

Invertir en renta variable cuando la economía está de para bienes es sencillo. Las buenas noticias invaden los medios y las aplicaciones de los diferentes brokers se tiñen de un verde esperanzador que invita a seguir sumando dinero. Ahora bien, el trayecto no siempre es sereno. En ocasiones nos enfrentaremos con obstáculos, momentos de pánico, que nos harán replantear si seguimos adelante o salimos del camino. El caso es que justamente en esos momentos de mayor terror es donde se suelen sacar las mejores diferencias…para bien, o para mal.

Warren Buffett, de quien tantas veces hablamos, ha comprado en toda su carrera más de 500 acciones de empresas diferentes, pero solo con unas diez ha hecho la gran diferencia (y fortuna). La selección estratégica de estas compañías no solo vino dada de un análisis fundamental acabado y el seguimiento de un plan a rajatabla, sino que también tuvo gran influencia el timing de mercado. Esto es, el momento en el que se incorpora un activo a la cartera. Si se es capaz de mantener los nervios (y el estómago) de acero, en momentos en que todos huyen, es muy probable que a la larga se obtengan buenos resultados de esa estrategia.

Es aquí donde la psicología del inversor pasa a jugar un papel fundamental. Porque así como cuando los medios daban buenas noticias y las aplicaciones mostraban sus mejores verdes, estar dentro del mercado era fácil; cuando los diarios pasan a hablar de crisis, inflación, caída en los mercados, etc., y de pronto los distintos brokers se tornan color sangre, ya no cualquiera resiste la presión. Si no se tenia bien claro y arraigado el plan de entrada, difícilmente se pueda aprender sobre la marcha en medio de un clima de pánico. Y más cuando en todas las redes sociales y medios de comunicación se dice que “esto recién comienza!”.

La clave, como insistimos siempre, es tener un plan. Ese plan deberá tener bien definido nuestro perfil como inversores, el horizonte temporal perseguido, el riesgo tolerable y la rentabilidad esperada de acuerdo al objetivo y el tiempo.

Volvamos por un momento a marzo 2020. El covid comenzaba a viajar por todo el mundo a una velocidad inesperada y de pronto el planeta se detuvo. Las bolsas del mundo no tardaron en reflejar este evento y de hecho en algunos casos, como suele suceder con los mercados, se anticiparon. Aquellos que tuvieron la mentalidad (fría) inversora de comenzar a sumarse a ese mercado en crisis, se encontraron que en apenas un mes los índices empezaron a repuntar. Pasaron los meses y EEUU volvía a superar sus máximos históricos y la noticia que circulaba era que había oportunidad de ganar, y mucho, en la bolsa. Es así como gran cantidad de inversores particulares, con las noticias en los medios y las redes sociales, participaron por primera vez de la experiencia en los mercados. Y no esta mal que esto suceda, a veces es la única manera de conocer este “lado del mundo”. El problema nace si no nos formamos o no contamos con un plan para PERMANECER en mercado.

En una publicación anterior mencionamos una frase de Warren Buffett donde decía que la bolsa es un mecanismo que transfiere dinero de los impacientes a los pacientes. Volvemos a lo mismo, el impaciente, quien no cuente con una estrategia o formación adecuada, tarde o temprano acabará preso de las propias trampas de su cerebro y venderá en medio del pánico, para provecho del paciente experimentado que espera como un pescador en rio revuelto.

Estamos en mayo de 2022, y muchos de los que entraron al mercado allá por 2021 cuando todo parecía color de rosas (o verde para hablar en términos de mercado) se encuentran con que han perdido toda o gran parte de la ganancia obtenida. ¿Esto recién comienza y conviene salir? o, por el contrario, ¿es momento de entrar y aprovechar el pánico? Solo el tiempo lo dirá, no existe la bola de cristal, pero en estos casos recomendamos volver a leer las dos frases que citamos en negrita al inicio del artículo.

Por supuesto que no es fácil construir una mente inversora en este sentido. Se requiere primero que todo de conocerse a si mismo, sin mentirse, saber lo que se busca y lo que no se esta dispuesto a tolerar. Se necesita conocer el terreno, capacitarse o en su caso apoyarse en profesionales que sepan servir de guías. Y por supuesto, constancia, respetar el plan fijado, ya que cada evento actuará como un desesperado que llama a nuestra puerta advirtiéndonos a gritos que salgamos de donde estamos que se viene una crisis sin igual.

 

A veces se entiende mejor un concepto cuando se lo ve en una imagen. Observemos a continuación el grafico del principal índice bursátil estadounidense, que reúne las 500 principales empresas cotizando en la bolsa de Nueva York.


La imagen muestra el SP500 desde la década del 70 hasta hoy. A simple vista, y más allá del clásico zigzag o movimiento serrucho de la curva de precios, se puede ver una clara tendencia alcista a lo largo de los años. Marcamos dos eventos de los más conocidos, la crisis hipotecaria del 2008 en EEUU y, mas reciente, la pandemia por covid 19 a inicios del 2020. Hablamos de “eventos” y no de “cambios de tendencia”, ya que como puede verse en ambos momentos, se trató de una caída brusca en los mercados que no tardó en recuperar y hasta superar al alza siempre en busca de nuevos máximos.

Se dice que aun comprando siempre en máximos, los inversores que van a largo plazo en EEUU terminan ganando (los récords y los máximos fueron hechos para romperse parece ser el lema del país del norte). Ahora piensen por un instante, cuánto más podría ganarse si se comprara en mínimos o cerca de ellos.

Miren nuevamente el gráfico e imaginen por un momento haber comprado en 2008 y en marzo 2020… les tenemos una noticia: nadie compra en mínimos. Ni el mismísimo Warren Buffett. Nadie. Pero lo que sí suelen hacer los que conocen algo de mercados es ir acumulando poco a poco posiciones en empresas con buenos fundamentos, cuando todos están huyendo en medio del colapso.

El problema de los eventos es que nunca se sabe cuándo se está atravesando uno hasta que acaba. En pleno marzo de 2020 podía ser difícil pensar en comprar acciones cuando se veía que, día tras día, las economías de los distintos países del mundo comenzaban a cerrarse y el panorama era de una incertidumbre nunca antes conocida. Si se esperaba al fin de la pandemia para entrar al mercado, seguramente se hubiera entrado algo tarde.

El mercado siempre da oportunidades, solo hay que estar atentos para encontrarlas y seguir a estos eventos con la cabeza mucho mas que con los ojos.

 

Dejemos un poco el mercado del norte y volvamos por un momento a Argentina. El panorama local parece haberse estacionado allá por marzo del 2020 y, lejos de recuperarse como vimos en EEUU, el escenario de crisis se acentuó en un país sin confianza y sin expectativas. Tanto es así que ni siquiera el ansiado acuerdo con el FMI logró mostrar una recuperación local. Inflación, reservas decrecientes, conflictos políticos, todo parece jugar en contra de una posible salida.

Comenzamos este artículo con un par de citas. Permítanos sumarle una más. En este caso, una frase que se le atribuye a San Francisco de Asís y dice algo así:

 

“Bienaventurado el que nada espera porque disfrutará de todo”

 

Les Luthiers hizo una adaptación a esta frase diciendo “Felices los que nada esperan porque nunca serán defraudados”.

Les dejamos elegir la versión que mas les guste, el caso es que Argentina, con un escenario de crisis actual e incierto de expectativas, hace tiempo pasó a ser ese lugar del que nadie espera nada. Por supuesto que, aunque estemos en un piso histórico, Argentina siempre puede sorprender yendo a buscar un subsuelo… pero cuando nada se espera, cuando todo es pánico, es cuando más diferencia se puede sacar.

Argentina puede estar siendo ese lugar en el que hay más para ganar que para perder si se gestiona el riesgo de una manera adecuada. Un buen plan, diversificación, gestión del riesgo y el largo plazo serán la clave para convertir una crisis en oportunidad. Sin una adecuada preparación y gestión, toda crisis ES CRISIS.

 

Para terminar, les proponemos juntar las tres citas expuestas en el articulo de hoy y que, al leerlas, reflexionemos sobre el contexto actual de nuestro país. Hagamos la prueba:

 

“Tu éxito como inversor estará determinado por cómo respondas a los breves instantes de terror; no a los años yendo con el piloto automático”.

 

“Un genio es el hombre capaz de actuar con normalidad cuando el resto de las personas de su alrededor se están volviendo locas”.

 

“Bienaventurado el que nada espera porque disfrutará de todo”