Riesgo vs Volatilidad

 


Muchos suelen hablar de riesgo y volatilidad como si fueran sinónimos. En el artículo de hoy, te mostraremos las diferencias entre RIESGO y VOLATILIDAD, y cómo debemos aprovecharnos de la volatilidad para nuestro beneficio, y saber minimizar los riesgos.

El término VOLATIL refiere a los cambios en el precio de un valor, cartera o sector, que puede ser tanto al alza como a la baja. Es decir, se puede tener una inversión que sea volátil y que solo venga llevando una única dirección: al alza.

Esta fluctuación de precios de un valor, cartera o sector, que llamamos volatilidad, generalmente ocurre cuando se habla del corto plazo, un día, un mes, o hasta un año.

Tales fluctuaciones de precios resultan inevitables cuando uno pasa a incursionar en ciertos tipos de activos como es el caso de la Renta Variable. Lejos de tomar a la volatilidad como “enemiga”, debemos pensar que justamente su existencia nos puede permitir comprar instrumentos de valor a precios en oferta (con las caídas). La volatilidad solo pasa a ser un problema cuando se esta obligado a desprenderse de una inversión en el corto plazo, es por eso que cobra mucha importancia definir de antemano nuestros objetivos y asignar a cada uno de ellos una adecuada selección de los activos a invertir.

La definición mas clara de RIESGO es la posibilidad de no llegar a alcanzar los objetivos propuestos. Y el no cumplimiento de dichos objetivos no necesariamente pasa por el hecho de una mala inversión que nos haya dado pérdida, sino también por haber optado por una inversión muy conservadora para objetivos de largo plazo, que una vez llegado ese momento nos dimos cuenta de que nos quedamos cortos en el cálculo, que nos faltó rendimiento.

Explicado de este modo, un inversor debe preocuparse mucho más por el riesgo que por la volatilidad de sus activos.

Solo en el corto plazo los dos conceptos podrían fusionarse. Si realizamos una inversión volátil sabiendo que vamos a necesitar contar con los fondos en un año como máximo, esa volatilidad se transforma para nosotros en riesgo. El riesgo de que llegue ese momento de tener que utilizar el dinero y estar perdiendo. En cambio, una persona que tiene exactamente la misma inversión volátil que nosotros, pero no tiene un horizonte temporal de corto plazo sino mas bien de largo, para esa persona esos activos no serán de riesgo, solo atravesará la volatilidad propia del corto plazo, que hasta si la sabe utilizar a su favor le puede terminar resultando beneficiosa.

Volvemos a lo dicho mas arriba. Será clave definir correctamente nuestros objetivos y asignarle sus inversiones adecuadas a cada uno. Si, por ejemplo, tenemos un viaje programado de acá a seis meses, no sería aconsejable exponer ese dinero a volatilidad alguna, ya que eso se convertiría en “riesgo de no poder pagar el viaje”. Para esas metas cortas, lo ideal será buscar activos mas bien conservadores, fondos comunes de inversión, plazo fijos, o incluso bonos cortos con vencimiento antes del pago efectivo de nuestro viaje.

En cambio, para objetivos mas de largo plazo, como podrían ser la compra de una casa, planificar un retiro, etc., optar por alternativas muy conservadoras como las antes nombradas nos podrían llevar al “riesgo de quedarnos cortos”, y no llegar nunca a tener el monto suficiente para adquirir el inmueble o lograr la libertad financiera deseada. Para estos objetivos será necesario exponernos un poco más a la volatilidad de ciertos activos y así beneficiarnos de mejores rendimientos que nos acerquen a los objetivos planteados.

Finalmente, el dinero que necesitamos para gastos corrientes de corto plazo debe estar fuera de toda exposición a volatilidad.

 

LA VOLATILIDAD A NUESTRO FAVOR

Con una adecuada estrategia y una mentalidad adecuada (trabajada), podemos utilizar la volatilidad a nuestro favor. ¿Cómo? De la siguiente manera:

Deberemos seguir un programa de compras de activos de manera constante (supongamos una vez al mes), lo cual nos permitirá ir sumando valores sin importar el humor que tenga el mercado en cada momento. Lo que muchas veces hablamos de “pagarse a uno mismo primero” inmediatamente luego de cobrar cada mes, destinar un porcentaje a nuestra cuenta de inversión y con eso sumar activos. Por poco que podamos destinar a invertir cada mes, cada aporte cuenta.

Suele ocurrir que inversores inexpertos compran los activos correctos pero acaban vendiéndolos en el momento equivocado porque no pudieron manejar las fluctuaciones en los precios de corto plazo (volatilidad), aun sabiendo que su cartera estaba pensada para el largo plazo. La mayoría de los inversores terminan siendo malos jueces de su propia tolerancia al riesgo, y en el momento inicial cuando definen los activos creen estar seguros de saber soportar alguna caída, compran activos volátiles que, cuando efectivamente muestran un par de dias seguidos en rojo, salen a vender desesperados. Y por el contrario, suelen comprar motivados cuando las noticias de los mercados son alentadoras y los precios no dejan de subir. Dicho de otro modo, compran cuando esta caro, y venden en rebajas.

El plan de compras periódicas debe ser cumplido a rajatabla independientemente del humor del mercado como se dijo. Si seguimos este método, nos encontraremos comprando aun en esos momentos de caídas y cuando las noticias en los medios son todas trágicas para los mercados. Redes sociales hablando de bolsas en máximos, burbujas, los gurús del mercado generando caos, y cuando todos venden con las noticias ahí estaremos nosotros comprando por el simple hecho de respetar el programa de compras mensuales. Si se deja de comprar cuando el mercado cae, nos estaremos perdiendo de los precios de oferta. Y sobre todo en las megaempresas que rara vez suelen dar retrocesos en sus cotizaciones como para comprarlas a precio de descuento. Debemos saber aprovechar esos momentos y sumar compañías con ventajas competitivas duraderas que ganan dinero sostenidamente a lo largo de los años, y que por lo tanto se lo hacen ganar a sus accionistas.

La diversificación de la cartera entre diferentes tipos de activos también ayuda en gran medida a silenciar la volatilidad global de nuestro portafolio. Tener los huevos repartidos en distintas canastas, como suele decirse, lleva a atenuar las caídas pronunciadas de aquellos activos más volátiles que componen nuestra cartera, y eso nos permitirá ser menos emocionales a la hora de tomar apresuradas decisiones de venta.

 

PENSANDO EN NUESTRO FUTURO

Le proponemos hacer el siguiente ejercicio: Siéntese por un momento a pensar y definir sus objetivos. Todos. Los de corto, mediano y largo plazo. El paso siguiente será establecer una adecuada combinación de instrumentos de inversión para cada objetivo.

Para las metas de corto plazo no se exponga a volatilidad alguna, un fondo común de inversión o un plazo fijo podrían ser los instrumentos adecuados si va a necesitar contar con los fondos de acá a unos meses. Si ya anoto sus objetivos de corto plazo, fíjese si guardan relación con sus inversiones en este tipo de activos, si se quedó corto, o si por el contrario tiene una proporción exagerada en activos por demás conservadores.

Los objetivos de más largo plazo necesitaran contar con rendimientos mayores dado que de otra manera se correría el riesgo de quedarse corto y no llegar a la meta. Una cartera equilibrada y diversificada le permitirá generar un retorno mayor que le permita hacer realidad el objetivo propuesto. Cuando nos referimos a “equilibrada”, hablamos de una cartera como tantas veces explicamos en formato pirámide dividida en tres partes, con una pequeña proporción en la punta de la pirámide completada con activos mas agresivos, una parte central con buena ponderación en activos moderados (renta variable por ejemplo), y la base con gran ponderación también, en activos más conservadores (renta fija).

Si por el mero hecho de no exponerse a volatilidad pusiera todas sus inversiones en activos conservadores, probablemente terminará quedándose corto en la consecución de sus objetivos de largo plazo. Si entre esos objetivos se anotara la compra de un auto, una propiedad, planificar un retiro, o la libertad financiera lo antes posible, y todos los ahorros están puestos en caja de ahorro o plazo fijos, por ejemplo, se deberá empezar a considerar el riesgo de quedarse corto y no llegar nunca a cumplirlos.

Repase nuevamente la lista de objetivos de largo plazo que anotó, y piense si le gustaría cumplirlos.