Libertad Financiera
¿Qué se te viene a la mente cuando lees: “Libertad Financiera”? ¿Un yate en el Mediterráneo? ¿Viajar por todo el mundo? ¿No tener mas jefes? ¿Pasar todo el día mirando series sin necesidad de trabajar? Todos pueden tener una imagen distinta que represente esa libertad financiera, y seguramente pienses que se necesita de una gran suma de dinero para obtenerla. El caso es que la libertad financiera no es un número concreto en tu cuenta bancaria, ¿Qué es entonces? Te lo cuento a continuación.
Para comprender el verdadero concepto de libertad financiera te propongo que hagamos juntos un pequeño ejercicio. Quiero que pienses por un momento qué te haría sentir “libre” en términos de dinero. ¿Es dejar tu trabajo? ¿Poder trabajar desde donde quieras? Tal vez sea tener tiempo para dedicarte a tus proyectos personales o pasar más tiempo con tu familia. Todos estos objetivos son válidos y no pasa por tener millones en el banco aunque, claro, no estaría mal.
La libertad financiera es tener el control de tu tiempo y tus decisiones. Es tener el dinero suficiente para que este no sea un obstáculo en tu vida diaria. Que no necesites ir a trabajar para subsistir, sino que lo hagas en la medida que te permita alcanzar tus propósitos, y, si lo pensas, la cantidad de dinero que necesitas no es la misma para todos ya que no todos van a tener los mismos intereses y las mismas motivaciones.
Por supuesto que si estas leyendo estas líneas desde Argentina la cosa se complica. La mayoría de la bibliografía mundial que habla sobre libertad financiera se enfoca en gran parte en el negocio del Real Estate, en países donde el costo de vida por lo general se mantiene constante y la seguridad jurídica no sufre alteraciones. Pero no te desalientes, nos podemos acercar a esa vida que queremos, avancemos un poco más.
Definir una suma de dinero, por más alta que esta sea, no te volverá libre. Imaginá que te pusiste como meta tener 100 mil dólares ahorrados para sentir cierta independencia económica. Genial, llegaste a ese número. En algún momento nuevamente se dará una inflación muy elevada, el dólar se dispara por las nubes incrementando el costo de vida o alguna emergencia inesperada acabará mostrándote que ese número termina siendo insuficiente. Y mucho más en Argentina.
Es que la libertad financiera no es un concepto estático. No depende de una cifra sino de la generación de flujo. Y si ese flujo se puede generar de diversas fuentes, y en lo posible con ingresos pasivos (aquellos que se generan aún cuando estamos durmiendo), la libertad financiera estará mucho más cerca.
El problema es que muchas veces se buscan atajos para alcanzar estos flujos creyendo que de esa manera estarán tomando el camino más corto hacia la libertad. Así es que surgen estafas ligadas por lo general a criptomonedas, estafas piramidales, esquemas ponzi, y plataformas de apuestas super tentadoras que ofrecen dinero rápido.
Lo que realmente crea riqueza a largo plazo no es un golpe de suerte ni una corazonada, sino los buenos hábitos, la constancia, la paciencia y el interés compuesto.
Ahora vamos a lo práctico, ¿Cómo podés alcanzar la libertad financiera en Argentina, con toda la volatilidad que nos rodea?
Conocé tu gasto mensual real. La mayoría de la gente no tiene idea de cuánto gasta al mes. El primer paso para la libertad financiera es tener control de tus gastos.
Pagate a vos mismo primero. Dale al ahorro un lugar central. Aparta un porcentaje de tu ingreso ni bien lo percibís y destinalo a invertir antes de efectuar tus gastos. Y cuanto más puedas incrementar ese margen de ahorro mejor. El peor error es creer que el ahorro es eso que sobra de tu ingreso luego de efectuar los gastos.
Creá un fondo de emergencia. Antes de pensar en grandes inversiones, asegurate de tener un colchón financiero para imprevistos. En Argentina, los imprevistos son casi parte del paisaje. Tener un fondo de este tipo no solo te permitirá atender urgencias sino que además te dará la tranquilidad necesaria para afrontar el resto de tus inversiones sabiendo que tienes una base sólida.
Comenzá a invertir cuanto antes. Y hablamos de invertir y no de buscar un golpe de suerte, así que es necesario que te amigues con el concepto “largo plazo”. El mercado de capitales ofrece muchas alternativas para invertir en distintas regiones geográficas, diferentes tipos de activos y, lo más importante, aprovecharte del interés compuesto para generar riqueza.
Diversificá. En el mundo es importante hacerlo, en Argentina mucho más porque nunca se sabe por donde vendrá el próximo golpe.
Invertí en vos mismo. El más importante de todos. Y esto no quiere decir como dirían los más adultos: “estudiá, capacítate…”, que por supuesto es una inversión y muy importante. Pero invertir en uno mismo es conocerse, y hacerse las siguientes preguntas: ¿Qué me apasiona? ¿Qué me apasiona y además lo hago bien? Y ¿Qué me apasiona, lo hago bien, y tiene mercado? Si hay algo que responda esas tres preguntas a la vez es ahí donde tenes que canalizar tus recursos (tiempo y dinero). Si sos capaz de generar flujo de dinero haciendo lo que te apasiona no lo vas a sentir como un “trabajo”, y eso se parece mucho al concepto de libertad. Esta manera de invertir en vos mismo requiere no solo de conocerte, sino también de tomar decisiones que requieren valor, jugártela por tus intereses aunque el entorno muchas veces se encargue de mostrarte los riesgos que conlleva tal decisión. Pero la vida es una, y es tuya, y terminará siendo una función de las decisiones que tomes en el presente.
Una suma de dinero determinada es stock. El stock es estático, y te lo pueden robar, lo podés perder en un mal negocio, en un corralito bancario o te lo puede consumir de a poco una hiperinflación o mega devaluación. El flujo en cambio es periodicidad, es continuidad. Son tus ingresos mes a mes, las ventas de tu emprendimiento, alquileres cobrados, intereses, dividendos, regalías, derechos, etc. El flujo es lo que te va a permitir tomar el control de tu vida y alcanzar lo más posible ese concepto de libertad financiera.
El mayor valor intrínseco que tiene el dinero es su capacidad de darnos el control sobre nuestro tiempo, para lograr de a poco independencia y autonomía. Eso requiere un empleo eficiente de nuestros recursos, hábitos financieros saludables y amigarse con las finanzas y el largo plazo.
Alguna vez leí:
“La posibilidad de hacer lo que quieras, cuando quieras, con quien quieras y por el tiempo que quieras no tiene precio. Es el mayor dividendo que reporta el dinero”.
Quizás sea demasiado pretenciosa la frase pero dejame cerrar con otra:
“Apunta a la luna, si fallas al menos estarás entre las estrellas”.