¿Las mujeres invierten mejor que los hombres?
¿Que las finanzas las manejen las mujeres y que nosotros los varones nos ocupemos de otras cuestiones? ¡No es mala idea!
Durante años se les asignaba a las mujeres la característica de gastar más que los hombres y, por lo tanto, no podían ser buenas para la administración del dinero.
El caso es que en el mundo de las Finanzas este mito esta llegando a su fin de la mano de expertos como es el caso del premio Nobel de economía Daniel Kahneman.
Kahneman es un psicólogo israelí-estadounidense, recientemente fallecido en marzo de 2024 quien fuera uno de los padres de la Psicología Financiera. Si, era psicólogo y ganó un premio Nobel de economía, los economistas chochos.
Kahneman afirma que las mujeres pueden ser mejores inversoras que los hombres en el largo plazo, y basa esta afirmación en dos aspectos: uno Sistémico y otro Cultural.
El aspecto sistémico tiene que ver con que las mujeres están menos expuestas a caer en sesgos cognitivos (trampas mentales) al momento de llevar a cabo un proceso decisorio, y el hecho de estar menos expuestas a estos sesgos podría hacerlas mejores inversoras a largo plazo.
Los sesgos cognitivos son esas trampas que el cerebro nos pone al momento de tomar una decisión. La aversión a la pérdida, la confianza excesiva, el sesgo de confirmación, la tendencia a seguir a las masas, entre otros, son ejemplos de sesgos muy comunes que a diario interfieren en las decisiones que tomamos. Y las decisiones de inversión no están ajenas a estas trampas.
¿Por qué las mujeres podrían ser menos propensas a caer en estos sesgos? Una posible explicación radica en diferencias en la estructura y funcionamiento del cerebro. Estudios neurocientíficos han demostrado que hay diferencias entre los cerebros masculinos y femeninos en áreas relacionadas con la toma de decisiones y la gestión del riesgo. Las mujeres tienden a utilizar una red cerebral más amplia al tomar decisiones gracias a una mayor conectividad entre los hemisferios cerebrales, lo que les permite considerar una gama más amplia de información y puntos de vista.
Esta posibilidad de abarcar más información y puntos de vista hace que el proceso decisorio de la mujer sea más analítico y racional, en tanto que el del hombre tenga la característica de ser más emocional e impulsivo.
Pero no sólo el aspecto sistémico interviene para que la mujer cuente con mejores herramientas a la hora de invertir a largo plazo. Existen además factores sociales y culturales que pueden desempeñar un papel importante.
Tradicionalmente, se ha alentado a los hombres a asumir riesgos y a ser más agresivos en sus inversiones, mientras que a las mujeres se les ha inculcado la prudencia y la precaución. Como resultado, las mujeres pueden tener una mayor tendencia a tomar decisiones financieras fundamentadas en la investigación y el análisis en lugar de basarse únicamente en la intuición o el impulso. Esta característica no es para nada menor, toda vez que dota a las mujeres de una mejor preparación a la hora de gestionar el riesgo en las inversiones.
Estudios han encontrado que, en promedio, los hombres tienden a ser más propensos a asumir riesgos que las mujeres. Esto podría deberse a diferencias en la actividad cerebral relacionada con la evaluación del riesgo y la recompensa, pero mucho también influye lo cultural explicado.
No solo Kahneman respalda esta idea de que las mujeres invierten mejor que los hombres a largo plazo. Un estudio realizado por la gestora de fondos de inversión estadounidense Fidelity Investment encontró que, en promedio, las mujeres lograron un rendimiento anual un 0,4% mejor que los hombres.
Aunque pueda parecer una diferencia pequeña, a largo plazo y producto del interés compuesto puede traducirse en una suma muy significativa.
Si bien la evidencia sugiere que las mujeres podrían tener ciertas ventajas como inversoras a largo plazo, no se puede generalizar en todos los casos (¡déjenme decir esto porque muchos hombres leen el blog!).
Lo cierto es que la menor exposición a sesgos cognitivos, combinada con una toma de decisiones más analítica y objetiva, sumado a una gestión prudente del riesgo, todo ese combo ubica a la mujer en un mejor punto de partida respecto del hombre y con mejores herramientas para mantener el desempeño a largo plazo. Además, su menor propensión a dejarse llevar por las emociones podría ayudarlas a mantener la calma durante períodos de volatilidad del mercado y a evitar decisiones impulsivas que podrían resultar en pérdidas financieras. Por esto es que hablamos de inversiones a largo plazo, y también porque en las inversiones a corto plazo puede ganar cualquiera e incluso tener injerencia el azar. A largo plazo la racionalidad y la gestión del riesgo acabarán pesando y mucho, inclinando la balanza a favor de la mujer.
Mientras escribía este artículo se me vino a la mente una situación vivida hace un tiempo en casa con mi mujer. Habíamos comprado un artefacto para el hogar y yo por mi lado me había lanzado a tocar todos los botones posibles y combinaciones de ellos para hacerlo funcionar y probar sus distintos programas. De forma impulsiva y emocional pero con seguridad, quien me veía pensaría que sabía lo que estaba haciendo.
Detrás de mí, mi mujer prefería el camino de la planificación cuidadosa y el análisis detallado leyendo las instrucciones que el artefacto trae consigo. No es necesario aclarar el final de la historia y decirte que el artefacto funcionó gracias a ella.
Gracias a Kahneman ahora entiendo que corre con una ventaja biológica por lo que no es un juego en igualdad de condiciones.
A las mujeres les decimos que confíen más en ustedes y que busquen seguir sumando información y capacitación en temas de finanzas ya que el dinero nos atraviesa a todos y no tiene que ser un tema tabú. Y esa información que vayan recopilando la van a saber usar mucho mejor que nosotros los varones.
A los varones les digo, escuchemos más sus opiniones acerca de las inversiones a largo plazo, ellas ya vienen con un manual de instrucciones.