Al que madruga... el interés compuesto lo ayuda
Una palabra que esta muy de moda
actualmente es PROCRASTINAR. Procrastinar es la acción de postergar algo que sabemos
nos va a beneficiar, pero como nos da miedo, stress o simplemente nos da fiaca,
lo pateamos para mas adelante y en su lugar ponemos otras cosas menos importantes.
Y así procrastinamos empezar el gimnasio, una dieta saludable, estudiar y hasta
ir al médico. Es el famoso “el lunes empiezo”.
Está demostrado que el factor que
más influye en la procrastinación es el miedo. Y metiéndonos ya en el terreno
de las Finanzas, el miedo a lo desconocido termina pateando siempre para más
adelante la decisión de comenzar a ahorrar y poner a trabajar ese dinero.
Nos solemos decir a nosotros
mismos: “para invertir hay que saber”, “hay que tener plata”, “se necesita
tiempo”, “invertir es riesgoso” … Todos estos preconceptos que nos formamos terminan
actuando como un limitante a la hora de hacer algo distinto con nuestro dinero.
Algo que nos permita cumplir más objetivos y alcanzar nuestros sueños.
A la procrastinación se le suma
otro sesgo cognitivo que es el llamado Sesgo del Presente. Este sesgo, o trampa
mental que nuestro propio cerebro nos pone, es el que se encarga de instalar la
idea de que ahorrar atenta contra vivir la vida, contra disfrutar del presente.
Después de todo, la vida es una sola y merece ser disfrutada.
El sesgo del presente hace que el
ahorro se vea incluso como algo malo ya que ahorrar es una limitación al
consumo presente y eso pareciera restar disfrute actual.
De esta manera nuestro cerebro
nos lleva a postergar siempre la decisión de ahorrar e invertir, disfrutando de
la vida que es el AHORA.
Todos tenemos una sola vida y
queremos vivirla de la mejor manera posible. Un pasaje de la película Kung Fu
Panda habla de que debemos disfrutar el hoy, porque el ahora es un regalo, por
eso se llama PRESENTE.
El mañana es incierto de eso no
hay duda. Lo que también debemos saber es que esto que somos hoy y nos permite
poder disfrutar, es el resultado de las decisiones tomadas en el pasado. Y la
vida que soñamos tener de aquí en más, va a estar en función de las decisiones
que tomemos hoy. Woody Allen dijo: “me interesa el futuro porque es el sitio
donde voy a pasar el resto de mi vida”.
Nos gusta creer que tanto Kung Fu
Panda como Woody Allen tienen razón. Podemos disfrutar del ahora sin hipotecar
el mañana. Planear un escenario futuro que se parezca a lo que deseamos es
posible sin que ello nos limite a vivir bien nuestro ahora.
Para entender que se puede dar
ese mix entre el disfrute hoy y también mañana, será necesario animarnos a
conocer algo más sobre finanzas y darle pelea a ese miedo que nos lleva a
procrastinar.
Comencemos con un ejemplo
práctico muy sencillo. La historia de María y Juan.
María y Juan son dos personas que
comienzan a trabajar a los 18 años, ambos obteniendo un ingreso similar.
María todos los meses aparta
$1.000 de su sueldo y los destina a invertir. El resto de su ingreso lo usa
para vivir (disfrutar). Al cabo del primer año habrá invertido $12.000.
María continua con este hábito durante
5 años. A los 22 años hace su último aporte a la inversión dejando el capital
invertido hasta los 60 años.
Juan, que también comienza a
trabajar a los 18 años, decide empezar a invertir un poco mas tarde. Él empieza
a invertir sus $1.000 mensuales a los 35 años. Dado que empezó mas tarde que María,
decide seguir con su hábito inversor unos cuantos años más. Juan invierte
$1.000 mensuales durante 26 años hasta cumplir la edad de 60.
María invierte durante 5 años,
Juan invierte durante 26. María invierte un total de $60.000 mientras que Juan
invierte un total de $312.000 ¿Quién creen que acabará formando un capital
mayor en el tiempo? Para dar iguales condiciones, supongamos que ambos
invierten a un 10% anual.
Veamos el desarrollo del ejercicio en el cuadro siguiente:

La importancia de empezar cuanto
antes ¿No?
El mínimo aporte que hace María
al inicio, durante tan solo 5 años, lleva a un resultado que es más del doble
que el obtenido por Juan, quien durante 26 años fue apartando esa misma suma de
su ingreso. Podríamos decir que si alguno de los dos limitó más su consumo (disfrute) fue Juan... y por varios años más.
El secreto no fue la tasa
obtenida, ni ser mejor o peor inversor uno que el otro. La clave pasó por
empezar cuanto antes con el saludable hábito financiero de pagarse a uno mismo
primero.
Este simple ejercicio matemático
tiene la finalidad de mostrar que se puede disfrutar del presente, ya que un
mínimo aporte mensual no quita poder de disfrute, todo esto sin descuidar el
futuro. Como dice Woody Allen, si queremos que ese sitio sea todo lo lindo y
confortable que deseamos que sea, nos deberá importar el futuro y éste será el
resultado de nuestras decisiones de hoy.
Si Juan hubiese empezado a
invertir a los 30 y no a los 35, es decir, realizando aportes durante 30 años,
el monto final obtenido seguiría siendo considerablemente menor que el de María
quien tan solo 5 años realizó aportes.
Para igualar a María, Juan
debería haber comenzado a invertir a los 26, y hacerlo ininterrumpidamente durante
35 años…30 más que María. ¿Extraño no?
La explicación a este fenómeno
encuentra respuesta en el Interés Compuesto. El interés compuesto necesita de
la variable TIEMPO para hacer ese efecto bola de nieve que lo caracteriza. La bola
de nieve comienza a rodar lentamente, y a medida que incrementa su volumen
incrementa también su aceleración. Esto mismo le sucede a un capital invertido con capitalización de los intereses obtenidos a lo largo
del tiempo. Cuanto más recorrido tenga, mayor será el volumen que acabará
adquiriendo. Y esto es lo que le sucede a María en el ejemplo al comenzar a
formar esa bola de nieve a los 18 años. Cada aporte realizado contaba con mucho
más recorrido. Juan, que en cambio hizo muchísimos más aportes, cada uno de
ellos tenia un recorrido menor haciendo que la bola no llegue a tomar tanto
volumen ni aceleración.
La tasa del 10% anual utilizada
en el ejemplo no fue elegida al azar. La bolsa de valores de EEUU, desde su
creación y hasta hoy, tiene un rendimiento promedio anual del 10%, Desde
Argentina podemos invertir en ese mercado, con montos mínimos y en pesos. Y si
se empieza desde muy joven hasta puede ser algo divertido.
En el ejercicio utilizamos
valores en pesos para hacerlo sencillo. Se podría también hacer en dólares e
incluso jugar con hacer algún aporte mayor o aportes excepcionales como por
ejemplo con cada aguinaldo, haciendo que el resultado final sea mucho mayor.
La clave para alcanzar este fenómeno
pasa por comenzar cuanto antes. Si ya pasaron hace tiempo los 18 no se alteren,
siempre se esta a tiempo de empezar. Como suele decirse en el mundo de las Finanzas
el mejor momento para comenzar a invertir fue hace diez años, el segundo mejor
momento es ahora. Nunca es tarde para incorporar un buen hábito.
Vivamos el presente como Kung Fu
Panda, pero preparando el futuro como Woody Allen... esta decisión no la dejemos para el lunes.